SOBRE LA ASOCIACIÓN

El colectivo y laboratorio político Arrebol nació creyendo que la cultura política es uno de los mejores mecanismos sociales para avanzar en nuestra Democracia. Creemos firmemente en esta como herramienta para profundizar en nuestros valores. La política está presente en nuestro día a día, en casi todos nuestros actos, decisiones y posiciones, en nuestro trabajo, en nuestra relación con los vecin@s... y debe ser el único camino posible para progresar hacia una sociedad más justa, más humana, menos sectaria, que permita avanzar hacia la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadan@s. Nuestr@s representantes políticos hoy, más que en ningún otro momento, deben ser esencialmente ejemplares y albergar un alto sentido ético. Rechazamos profundamente el concepto pre-fascista acuñado como clase política y manifestamos nuestro deseo de que más pronto que tarde, los principales partidos del país, sean capaz de regenerarse y entender que no son los únicos propietarios de la política, aunque sí una parte importante de su representación. ARREBOL figura inscrita en el registro de Asociaciones Culturales de Castilla-La Mancha. E-mail de contacto: arp.arrebol@gmail.com

miércoles, 24 de octubre de 2012


LA ARQUITECTURA COMO MANIFESTACIÓN DE LA CLASE DOMINANTE

Siempre he pensado que no es posible desvincular la política de la Historia de la Humanidad y de la relación de los seres humanos con todo lo que sucede a su alrededor. Porque, al fin y al  cabo, la política es el arte de persuadir, a través de medios lícitos, definidos según el punto de vista occidental, al prójimo de que nuestra idea es la mejor y es la que debe llevarse a cabo.

La política ha utilizado multitud de instrumentos para llevar a buen puerto los fines que pretende obtener. La arquitectura ha sido uno de ellos, puesto que ha servido como herramienta de propaganda clave, además de moldeadora y transformadora de la sociedad a la que ha ido dirigida. Ya desde el Imperio Egipcio, Grecia, Roma y las catedrales góticas, la arquitectura ha simbolizado el poder de multitud de instituciones políticas, tanto civiles (emperadores o reyes) como religiosas (Papas u obispos). También, en el siglo XX, la arquitectura y el urbanismo fueron utilizados por los regímenes totalitarios para demostrar su poder, obsesionados en la imitación de los estilos históricos (neoclásicos, neogóticos).

Como tampoco es objetivo de este artículo hacer un repaso de la relación de todas las obras arquitectónicas y monumentos de la Historia con su simbología política, a continuación haré un análisis, tan profundo como me sea posible, de algunas de estas pequeñas muestras de riqueza y poder de la clase dirigente del momento:

-          El Parlamento de Hungría

Esta obra arquitectónica, proyectada por Imre Steindl, es uno de los más bellos edificios del mundo, y uno de los mayores en su género, por detrás de las asambleas nacionales de Rumanía y Argentina. Fue construido entre 1885 y 1902, y representa el gran poderío económico y cultural que representó el imperio austro-húngaro de finales del siglo XIX. Su construcción, bajo el reinado del emperador Francisco José I de Austria y el gobierno del primer ministro húngaro Kálmán Tisza, fue el resultado de la adquisición, por parte de Hungría, de más independencia y de la creación de la ciudad de Budapest tras la unión de tres ciudades (Buda, Pest y Óbuda).

-          La estatua de la Libertad

La Estatua de la Libertad se encuentra en la isla de la Libertad, al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis. Representa la libertad y emancipación con respecto a la opresión, y, desde que fue inaugurada en 1886, fue la primera visión de los inmigrantes europeos al llegar a Estados Unidos después de atravesar el océano Atlántico. No obstante, antes de pisar “tierra prometida”, los inmigrantes europeos, entre 1892 y 1954, tendrían que pasar por la isla de Ellis, donde serían sometidos a controles legales y médicos, para luego poder pisar el continente del que tanto les habrían hablado.

-          La Torre Agbar

La Torre Agbar ya es considerada como uno de los iconos de la capital catalana, pese a las diversas controversias que la han envuelto. El arquitecto que la construyó en junio de 2005, Jean Nouvel, ha defendido en varias ocasiones que se había inspirado en diferentes símbolos muy arraigados a Catalunya, como la obra de Gaudí o los pináculos de la montaña de Montserrat. El edificio se sitúa a las puertas del distrito tecnológico de Barcelona, el 22@, y simboliza la nueva ola modernizadora que ha tenido la ciudad después de las olimpiadas de 1992.

-          La Catedral de Notre- Dame

La Catedral de Notre Dame de París, construida entre 1163 y 1345, es una de las joyas del estilo gótico francés. La arquitectura gótica pone de manifiesto el resurgir de la ciudad como centro neurálgico de la economía y la política de la época, además del ascenso de la burguesía adinerada y de la influencia del clero urbano.

-          La ciudad de Nuremberg

En los planes urbanísticos y arquitectónicos de Nuremberg aún se percibe la huella que dejó el nazismo durante siete años. Algunos de los lugares más representativos del movimiento nazi serían el Estadio de Nuremberg, escenario predilecto de Hitler para celebrar sus multitudinarias marchas y concentraciones partidarias, desfiles militares y manifestaciones de las organizaciones parapoliciales; o el recinto que alberga hoy el museo y el centro de documentación del régimen, que fue construido a semejanza del Coliseo de Roma. Además, aún pueden contemplarse los monumentales edificios, grandes plazas y anchas calles, que debían plasmar la invencibilidad del movimiento nacionalista alemán.

A parte de las obras y monumentos arquitectónicos que he nombrado, también habría que mencionar la Ciudad Prohibida de Beijing, el monumento al Valle de los Caídos, la actual sede del Parlamento de Rumanía o el Palacio del Infantado de Guadalajara. En todos ellos, la clase dominante de la época ha querido mostrar su poder y riqueza mediante la arquitectura, siendo utilizada como medio propagandístico para manipular las clases menos pudientes y socializarles en valores y creencias afines a las clases dominantes. Evidentemente, estas manifestaciones de endiosamiento autoritario sólo pueden darse en circunstancias de crisis político-económicas, por lo que el remedio para evitarlas es fortalecer los recursos democráticos de la sociedad y las instituciones que tiendan a una equiparación de derechos y de libertades fundamentales y las igualdades económicas.

Este interesante artículo ha sido escrito por Anna Ladrón. Esta joven politóloga, como muchos de nosotr@s, no ha nacido en Guadalajara, pero por unas razones o por otras su vida ha terminado ligada a la de la Alcarria. Gracias por esta otra mirada. Al final, casi todo tiene que ver con decisiones políticas, buenas y malas. También la arquitectura de la ciudad, aunque nos escudemos en la tecnocracia.