SOBRE LA ASOCIACIÓN

El colectivo y laboratorio político Arrebol nació creyendo que la cultura política es uno de los mejores mecanismos sociales para avanzar en nuestra Democracia. Creemos firmemente en esta como herramienta para profundizar en nuestros valores. La política está presente en nuestro día a día, en casi todos nuestros actos, decisiones y posiciones, en nuestro trabajo, en nuestra relación con los vecin@s... y debe ser el único camino posible para progresar hacia una sociedad más justa, más humana, menos sectaria, que permita avanzar hacia la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadan@s. Nuestr@s representantes políticos hoy, más que en ningún otro momento, deben ser esencialmente ejemplares y albergar un alto sentido ético. Rechazamos profundamente el concepto pre-fascista acuñado como clase política y manifestamos nuestro deseo de que más pronto que tarde, los principales partidos del país, sean capaz de regenerarse y entender que no son los únicos propietarios de la política, aunque sí una parte importante de su representación. ARREBOL figura inscrita en el registro de Asociaciones Culturales de Castilla-La Mancha. E-mail de contacto: arp.arrebol@gmail.com

miércoles, 26 de marzo de 2014


LOS ECONOPLASTAS 
   
Lxs econoplastas es un grupo de economistas (o no) nacido en el seno de El Rincón Lento de Guadalajara que pretende cambiar el sistema capitalista en su actual etapa globalizada, neoliberal o hipertrofiada financieramente.
Para ello, pretendemos difundir la verdadera utilidad de la ciencia económica: ciencia social que intenta mejorar la asignación de bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades (de todxs) 

"LA IMPLICACIÓN DE LA POLÍTICA EN LA SOCIEDAD ES ALGO IMPRESCINDIBLE. ESO SÍ, SIEMPRE QUE SE HAGA CASO A LA WIKIPEDIA"  

01> Econoplastas en Guadalajara es...
Nuestro proyecto nació en Guadalajara o, como nos gusta decir a nosotrxs, "El Berlín del Henares" o "El Silicon Valley de la economía social". Tanto lo repetimos que lo acabaremos convirtiendo en una profecía autocumplida. Algo se mueve en Guada...

02> Un libro de economía con el pudieses identificar a Ana Guarinos,  Pablo Bellido y José Luis Maximiliano…
Nosotrxs, a lo Paco Umbral, les recomendaríamos a los tres "Cuentos Chinos de la Economía y otros chascarrillos para acabar con el sistema" de ese estupendo colectivo llamado Los Econoplastas (¡Hemos venido a hablar de nuestro libro!). Le gustaría a Ana porque es un libro muy conservador (estamos interesados en conservar el medio natural, en conservar los empleos, en conservar la ética por el encima del Dios Dinero...) También es un libro muy socialista para Pablo (la economía, esa querida ciencia social). Y, sin duda, para José Luis, un libro anticapitalista y alternativo(¡Viva el mal, viva el capital!). El que mucho abarca, poco aprieta... 

03> Alguna buena o buen  polític@ del pasado que te venga a la memoria…
Más que algún nombre concreto, nos gustaría mejor recordar a esos políticos en la sombra que trabajaron por el interés común y no entendieron la política como una forma de acumular poder.

04> Un rincón de la ciudad donde guarecerse de los "mercados"...
¿Guarecerse de los mercados? Los mercados son estupendos como mecanismo para satisfacer nuestras necesidades y para coordinar nuestras acciones. Bueno, suponemos que os referís a los mercados en su faceta neoliberal, globalizada e hipertrofiada financieramente. Pues nuestro rincón de la ciudad donde guarecernos de esos zafios entes que han acabado dirigiendo nuestras democracias (detrás de los cuales, que no se nos olvide, hay personas de carne y hueso) es principalmente nuestro Rincón Lento. Un espacio en el que potenciar mercados sociales, ecológicos, locales, respetuosos con el medio y las personas. un espacio creativo e interesado por la cultura. Y un espacio con vocación transformadora. Casi nada. 

05> Aquello que os hace seguir vinculados a Guadalajara…
Además de ese rinconcito del centro de Guada, tenemos una fuerte vinculación con el espacio Karaba, un espacio de co-working que apuesta por la autogestión del trabajo y en el que queremos desarrollar una asesoría ciudadana y de economía social y creativa. Pero también la red que formamos con otras organizaciones como la moneda social de La bellota, Ecologistas en Acción, SATIF o tantas otras asociaciones, organizaciones, empresas o personas interesadas en una sociedad menos rancia. Y nos une a la ciudad la existencia de esas experiencias que se organizan contra injusticias y despropósitos varios como Amigos del Moderno, la Bicicrítica, la Plataforma Antirrepresiva, la PAH, la Plataforma contra el uso de Herbicidas...Y por último, una especial mención a la joya de la ciudad: nuestra biblioteca de Dávalos (¿alguien está intentando cambiar su carácter abierto y ciudadano?) en la que, por cierto, tenemos un club de lectura de Economía. Siempre volvemos a nosotrxs mismos...

06> Y aquello que haría que te marchases...
Quizá que nos ofrecieran un puesto en el Consejo Rector de alguna importantes cooperativa agroecológica. O un contrato blindado en el lobby de la bicicleta en Bruselas. O un cargo relevante en el Fondo Monetario Internacional (de la Bellota). Es decir, cual político de éxito, si acaso nos marcharíamos "por la puerta (giratoria) grande".

07> Si pudierais volver a un momento de nuestra historia para cambiarlo ¿cuál elegirías?
Nuestro maestro, José Luis Sampedro decía que quizás esté cambiando ahora mismo la historia, pero no nos damos cuenta. El feudalismo no dió paso al capitalimo de un día para otro. Así que nos quedamos en el actual momento histórico en el que, a lo mejor, quién sabe, se está fraguando otro sistema económico y otro modelo social, aquí y ahora.

08> La política es para vosotrxs…
Tiramos de Wikipedia: La política (del latín politicus y esta del griego antiguo πολιτικός civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano) es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común. Ésta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y jecutar el poder según sea necesario para promover el bien común.

Moral , sociedad libre, convivencia colectiva, bien común, participación ciudadana...vamos, todo lo que apreciamos a diario en algunos de los principales foros de la política actual ¿no?

09> ¿Qué opináis del sistema que rige nuestras vidas?
Bueno, creemos que ya ha quedado claro que el sistema hay que reciclarlo porque nuestras democracias se encuentran secuestradas por los intereses de esos mercados financieros, globalizados, especulativos, neoliberales, hipertrofiados financieramente, injustos e inviables a largo plazo. ¿Entendéis ya por qué nos llamamos los econoPLASTAS?

10> ¿Cómo valora tu entorno a lxs políticxs de Guadalajara?
Desde Econoplastas seguimos confiando en los políticos, en que algún día comenzarán de verdad a escuchar al pueblo, a valorar las necesidades y recursos del planeta, a cambiar su óptica a día de hoy también hipertrofiada, a abandonar su prepotencia y su ego...Aunque cada día nos lo ponen más difícil (lo del creer en ellos). Son ciudadanxs al servicio del bien común y como tal deberían comportarse. (Esta respuesta tan optimista y positiva no tiene nada que ver con el hecho de que acabemos de recomendar a unos políticos y, por extensión a sus compañeros de partido, familiares y amigos, nuestro libro).

11> La primera vez que os implicásteis socialmente fue…
Un día hace unos pocos años unas personas crearon el engendro econoplástico. Ese mismo día empecé a implicarme socialmente. Es más, toda persona tiene una implicación social, por activa o por pasiva. 

12> Una anécdota de vuestro trabajo en Econoplastas…
Quizás la que más nos gusta contar es que conseguimos hacer llegar nuestro libro a José Luis Sampedro, gran inspirador del Credo Econoplástico. Él no sólo se lo leyó sino que además nos escribió una carta de puño y letra agradeciéndonos nuestro trabajo y diciendo estar "contento de ser un econoplasta". Emocionante.

13> Unas cuantas razones que quieras compartir con los ciudadanxs que buscan un cambio...
Una es suficiente: este sistema tiene los días contados. Tiene un límite ecológico evidente (de momento sólo contamos con un Planeta) y un límite ético que acabaría por pararle los pies (la aberrante desigualdad creciente). O lo cambiamos por las buenas...


14> La implicación de la sociedad en la política es algo…
...contradictoria: entendemos que es necesaria, pero no convence a casi nadie el funcionamiento de la política institucional. quizás esa brecha ha hecho que más gente se implique en otro tipo de política, la informal: la de la gente que se reúne, se autogestiona, protesta o cultiva su propio huerto (esto sí que es ser antisistema).

15> La implicación de la política en la sociedad es algo…
...imprescindible. Eso sí, siempre que se haga caso a la Wikipedia (¿copiamos otra vez la definición?)

miércoles, 19 de marzo de 2014


¡NO DISPAREN CONTRA LA UNIVERSIDAD!

Desde hace algún tiempo son frecuentes las críticas a las universidades públicas. Los argumentos hacen referencia a la ineficiencia del sistema, a la poca ligazón de la investigación con las empresas, al sistema de gobierno democrático que califican de ineficaz y, por último, a considerar la universidad como una fábrica de parados. La mayor parte de las veces estas críticas coinciden con la aparición de determinados rankings mundiales de las universidades. Los periódicos ofrecen titulares con valoraciones casi siempre negativas ya que sólo tienen en cuenta la posición de los centros superiores en estas particulares “ligas”.
Los articulistas críticos suelen ser profesores que han sido “liberados” de su trabajo y deambulan por centros de investigación, casi siempre poco rentables en papers si los comparamos con los departamentos universitarios, donde los investigadores compaginan investigación y docencia. También encontramos profesionales de la tertulia radiofónica o televisiva que, en sus profesiones empresariales o políticas suelen ser un auténtico desastre, pero que pontifican con aparente rotundidad sobre los males de nuestra educación. Y, por último, algunos de los profesionales de la calidad que creen saber algo simplemente por utilizar, con poca profundidad, expresiones como “evaluación y eficiencia”, “control de calidad”, “excelencia”,  estudiantes como «consumidores», el concepto de medición de un «producto con valor añadido» etc. dando a entender que hablar con estos conceptos suponía modernidad y cambio.

Si utilizamos indicadores estandarizados, el diagnostico no concuerda con las valoraciones de estos cómplices, quizá inconscientes, del derribo de la universidad pública. Sobre la inserción laboral de los graduados ya publique un artículo en el que, con datos y no con percepciones, se demostraba la alta empleabilidad relativa de los que acababan sus estudios  en la Universidad (Vid. “La Universidad no es una fábrica de parados”. ESCUELA núm. 3916)

Respecto los cambios que ha experimentado el sistema universitario puede decirse sin exageración, que es uno de los ejemplos de éxito de un rápido crecimiento y desarrollo sin traumas. En treinta años ha pasado a atender un sector minoritario de la población, con una raquítica estructura investigadora y con un profesorado escaso, a un sistema  que, pese a sus deficiencias, se puede considerar homologable al resto de los países europeos. En tres décadas se ha  más que duplicado el número de universidades (de 33 a 70) y de estudiantes (de 645.000 a 1.400.000), y ello sin graves distorsiones. Actualmente, la tasa de entrada de jóvenes a los 18 años es del 46%, menos que la media de los países de la OCDE, pero ya una cifra aceptable.

La universidad española tiene un grado elevado de eficiencia. Como demuestra el rector F.X.Grau (URV), la formación de un estudiante universitario cuesta al erario público mucho menos que lo que se invierte en países vecinos. Pese a que la inversión pública está a la cola de los países de la UE-15, el nivel de productividad científica, las tasas de graduación y la calidad de la formación son satisfactorias.

En relación a la investigación, España está en el noveno lugar del mundo produciendo el 3% de los resultados, con un nivel de impacto superior en un 16% a la media mundial. De ésta producción, más de un 74% se realiza en la universidad. Pese a la escasa inversión pública y la todavía menor inversión privada, el nivel de captación de recursos en contratos y en convocatorias competitivas es muy destacado.

Podría seguir enumerando elementos que describen el sistema universitario y también un listando deficiencias, insatisfacciones y problemas, que los hay. Podría enumerar un buen número de aspectos a mejorar, tanto en la estructura organizativa, como en la ordenación académica o en utilización de recursos humanos. Pero nunca incurriría en la invalidación global y maximalista como las que leo y escucho en algunas de las burdas e interesadas críticas habituales, que se basan casi exclusivamente en una lectura superficial de los rankings. Es positivo comparar las instituciones, pero sería muy aconsejable hacerlo considerando los factores internos y contextuales. El sistema está cambiando y tiene retos que alcanzar, pero nunca tuvimos algo mejor que augure, con la ayuda de las administraciones, un futuro tan prometedor.

El principal obstáculo para conseguir que la universidad siga siendo un centro creación de conocimiento y de formación integral no es modelo actual de nuestra Educación Superior, con todos sus graves defectos.

El principal obstáculo son los gobernantes que defienden el patrón neoliberal pretendidamente modernizador, tan hegemónico en la actualidad. Esta “nueva” visión del sistema universitario intenta aniquilar el modelo científico-humanista y  suprimir la necesaria autonomía relativa de la universidad en el sistema social. Un patrón mercantilizado en el que solamente cobra valor el saber que el mercado considera rentable (con la miopía e inmediatez que caracteriza a los mercados).  Ellos, con sus políticas, están poniendo en peligro una institución que está en un buen camino para conseguir excelentes resultados en producción científica, en formación y en mejora cultural. ¡Por favor, dejen ya de disparar contra la universidad (pública)!.

(Nota: este artículo fue publicado en ESCUELA,  el 13 de junio de 2013)

Este miércoles tenemos la oportunidad de subir a nuestro blog este espléndido artículo del Catedrático de la Universidad de Barcelona, Joaquín Prats. Os dejamos un enlace a su blog  http://joaquimprats.blogspot.com.es/ y un breve perfil profesional para los que queráis conocerle un poco más.
Doctor en Historia Moderna. Está especializado en la Didáctica de la Historia, en el análisis de los sistemas educativos y en la historia de las universidades.Miembro de la Junta Consultiva de la Universidad de Barcelona. Ha sido el presidente de la  Agència per la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya (AQU). Anteriormente ocupó, entre otras responsabilidades, la de Secretario de Universidades e Investigación de la Generalitat de Cataluña; presidente del Consell Superior d'Avaluació del Sistema Educatiu de Cataluña; Cap de Serveis Territorials d'Ensenyament (Delegado provincial) de Barcelona en los primeros años de la Generalitat, y Subdirector General de Formación del Profesorado del Ministerio de Educación y Ciencia (1988-1993).

Muchas gracias, Joaquín.

miércoles, 12 de marzo de 2014


ES UNA CUESTIÓN DE ACTITUD MENTAL

El ser humano tiene una de las mayores capacidades de adaptación del vasto reino natural, demostrado ha quedado a lo largo de cientos de miles de años de desarrollo de la especie. Esa habilidad para adaptarse al medio y a sus propias circunstancias ha surgido no de su fuerza, sus habilidades o su composición muscular y sanguínea. No, ha surgido de la materia celular de una pequeña cavidad craneal: su habilidad mental, su imaginación, su empeño consciente, su creatividad. Durante milenios, todo lo que sabíamos era “tenemos que sobrevivir, tenemos que adaptarnos, tenemos que vencer este obstáculo”. Y vaya si lo hicimos. ¿Había un cambio de situación, climático, territorial o alimenticio? Reflexionábamos y nos adaptábamos. Buscábamos salidas, una alternativa, una solución. Eso era la vida. Esa es nuestra ley de vida. Y gozamos de los mejores instrumentos para conseguirlo. Capacidad mental, imaginación, creatividad y resistencia interna, eso que algunos llaman “resiliencia”.

Hablo en pasado. ¿Qué es lo que hemos conseguido? Una sociedad de la que nuestra vanidad se sentía orgullosa, un desarrollo –parcial, sólo en zonas reducidas del planeta que nos situaba en el centro de un bienestar “bien merecido”. Y ahí nos durmimos. Como bebés satisfechos. Ahí nos regodeamos. Qué buenos somos, hemos conseguido tantos avances como sociedad. ¿Avances? Que les pregunten a las abejas. Ellas ya se organizaban socialmente hace millones de años. Ya sabían cómo defenderse del invierno y los depredadores, combatían enfermedades y eran autosuficientes. Incluso son capaces de dar la vida por el bien de su comunidad. ¿Qué nos distingue de las abejas y en qué somos distintos en cuanto a resultados? Queda para más adelante la respuesta.

Es una cuestión de actitud mental.

Es una cuestión de actitud del corazón.

Una parte del planeta -y esto hay que resaltarlo mucho porque tendemos a hacer extensivo lo “nuestro” a todos los seres sin rostro que no conocemos y que nos suelen importar poco- ha subido hasta el pico de la montaña rusa y ahora cae en picado. La emoción del descenso ha trocado nuestra mueca de sorpresa en una de pavor. ¿Hacia dónde vamos? ¡Nos estrellamos! ¡Chocamos con un rezagado punto de partida! Avances sociales y económicos pasan a toda velocidad ante nuestros ojos, en una especie de moviola marcha atrás, mientras gritamos “¡estamos volviendo al pasado!, ¡no hay trabajo, nos roban los beneficios de salud y educación! ¡Nuestros ideales y luchas fueron por nada!”… El túnel del terror está lleno de resonancias de angustia y miedo.

Apriete en el botón de la lupa para aumentar la imagen. Una parte aún más pequeña, muy minúscula del planeta, encogida en un rabo de tierra peninsular (España, se llama), grita más enardecidamente aún que otras y se queja. Se queja mucho, tanto que algunos gimen, se tiran de los pelos, se desesperan. Esto es lo que dicen: “Ya no puedo más, vivo con lo mínimo, no tengo, no dispongo, no alcanzo”.

Seamos justos. Algunas personas (cientos de miles, no hay duda) lo están pasando realmente muy mal. Tan mal que comen una vez al día, que pasan frío en invierno, que los mandan a la calle, que ya ni piensan en educación para sus hijos o tratamiento para sus enfermedades, sino tan sólo sobrevivir, llegar a tocar meta el siguiente mes. Y al otro mes. Y al otro. Es duro ser testigo de esto. Algo se rebela dentro. Pero también es duro ser testigo de la queja de los que aún tienen. Y somos muchos los que tenemos.

No quiero generalizar, que nuestro país es bravo y enseguida salen abanderados del pendón “tú no sabes por lo que yo estoy pasando”, así que mejor particularizo. Yo hago reducciones fuertes en mi economía: electricidad, alimentos, transporte, vestimenta, cultura, ocio. Cada vez un poco más, porque cada vez hay un poco menos. Aún así, no siento la punzada del hambre en mi estómago aún. Remedo mi ropa y puedo llevarla con un mínimo de dignidad. Hasta ahora nadie me ha golpeado, tirado a un charco, escupido con desprecio o girado su cara para no mirarme al verme pasar. Muchos hemos nacido en un siglo pasado que vivió dos guerras mundiales, más la local que tuvimos en España. Hemos conocido a gente que las peleó y padeció. Estas personas aún recuerdan lo que era disponer de un huevo, una jarra de leche o una lata de sardinas (proteína) una semana afortunada. O vayamos al campo, ese que nos gusta recorrer cuando vamos de excursión y fotografiar con sus paisanos de rostro curtido y arrugado. Ellos nos cuentan cuando iban por agua a la fuente, frotándose los sabañones que salían al frotar las sábanas en el agua gélida del lavadero, o rota la piel de desbrozar tanta maleza en los cultivos. Nos hablan de la niña que fue de 8 años, acurrucada de noche en la paridera y rodeada de cabras, llorando de miedo y cansancio tras un largo día pastoreando. Nos lo cuentan. Están vivos. Y les sonreímos y pedimos nos den la receta perdida de sus guisos auténticos.

Qué país tan típico, oiga.

Esto es lo que pienso: hemos generado una fuerte resistencia al cambio y a la adaptación. Hemos perdido la capacidad de reaccionar tras los primeros momentos del shock y nos hemos atrincherado en nuestra miseria interna como bebés asustados. Esto no sólo nos está bloqueando para trabajar en nuestra adaptación al medio (condición esencial para generar cambio) sino que nos hace caer en una blanda y gris nube de terrible autocomplacencia. Con un resultado inevitable y triste: nuestra pérdida de dignidad, esencial para caminar erguidos y poder otear el horizonte. Lo siento, ancestros de mi paleolítico. No sirvió de tanto el esfuerzo de vuestra columna vertebral.

Recuperemos la dignidad. Esa que nos hace saber callar ante la auténtica desgracia del otro, en lugar de proclamar la nuestra. Que nos ayuda a mantener la mirada limpia para mejor reconocer a los que realmente sufren y carecen, al tiempo que vislumbrar sin sombras las posibilidades abiertas del futuro y nuestra propia fuerza. Una dignidad que es elemento esencial, sine qua non, para trabajar en el cambio social y humano. La dignidad que nos hace fuertes y merecedores de lo mejor. Seamos humanos, señora,
caballero.

No es difícil. En absoluto. Es una cuestión de actitud mental. Una cuestión de corazón. Nada más.

Hoy, subimos esta reflexión de la ciudadana alcarreña Natalia Díaz. Necesaria en los tiempos que corren y que triste y fácilmente desaparecerá de nuestras cabezas en este mundo individualista que nos va engullendo día a día. Esperemos que esta vez no sea así. Muchas gracias, Natalia por recordarnos que seguimos siendo humanos.

miércoles, 5 de marzo de 2014


¿SE CUECE ALGO EN MADRID?

En una conversación mantenida hace unas semanas por whatsapp con unos amigos, la mayoría de ellos residentes en Guadalajara, llegábamos a la conclusión de que en dicha ciudad, la oferta de ocio y cultural dirigida a nosotros, los jóvenes, era muy escasa. Vamos, que era para echarse a llorar. Yo, que actualmente resido en Madrid, pensaba que en la capital española la situación era mejor. Pero, reflexionándolo de manera más detenida, he llegado a la conclusión de que también aquí se han notado los efectos de la crisis que, además de provocar el cierre de diversos locales de ocio y de pequeños cines, ha minado cualquier atisbo de movimiento cultural o contracultural que se identificara con la capital madrileña.

Yo, que nací en los años ochenta, no he sentido ni vivido lo que fue “la movida madrileña”, porque, entre otras cosas, soy madrileña de adopción. Pero sí he escuchado música de la época, visto películas que se hicieron en aquellos años o estado en locales que tuvieron su máximo apogeo durante ese periodo de tiempo. Y, por lo que he ido viendo, sintiendo o escuchando, me ha parecido notar que, en aquellos años se respiraba en Madrid un ambiente distinto al de hoy. No es que la movida fuera un movimiento producto de unos valores e ideas muy marcados (no hay nada en ella que molestara ni a izquierdas ni derechas), pero sí ayudó a la visibilización de gays, lesbianas y transexuales, además de ser una corriente simpática y que quería poner ilusión en un país casposo, gris, que salía de un régimen dictatorial que había castigado duramente a su población.

Por ejemplo hoy, cuando uno sale por el barrio de Malasaña, se encuentra con que los locales de referencia de la zona son los que, en los años 80, acogían a multitud de jóvenes con ganas de vivir “Madrid, la nuit” (El Penta, La Vía Láctea, la Sala Clamores), sin una oferta de ocio que, además de proporcionar diversión, promueva la creatividad y el arte. La que tenemos es una oferta de ocio vacía, que solo pretende entretener y que, además, es cara. También es verdad que, poco a poco, van surgiendo espacios culturales y de ocio que, además de distraer, fomentan la imaginación, pero deberían ser más ambiciosos en sus objetivos. Es verdad que tanto en El Matadero como en La Tabacalera se están llevando a cabo acciones en esa dirección. Pero, aun así, pienso que todavía son escasos los espacios culturales con actividades dirigidas a un público más general, cuyo objetivo sea el de familiarizarse con la fotografía o el teatro desde un punto de vista lúdico. En este tipo de actividades, los alumnos de cursos más avanzados podrían enseñar a los principiantes, por lo que los recursos destinados a mantenerlas no serían muy cuantiosos.

Cierto es que la proliferación de salas en las que ver teatro por poco dinero ha ido en aumento (Microteatro por Dinero, La Casa de la Portera, La Pensión de las Pulgas), pero no sé hasta qué punto pueden suponer una alternativa low cost al ocio más comercial. Por ello es necesario que las administraciones pertinentes se impliquen en el fomento de la cultura como una expresión más de la “pura diversión”.

De la misma manera, es importante que existan espacios culturales que sean llevados por personas, y no por instituciones. Porque, desgraciadamente, y este sería otro tema a abordar en otro momento, las administraciones no se están adaptando al ritmo de los cambios sociales, culturales, etc.

Madrid tiene un problema con su oferta de ocio, y es que esta se sostiene en lo que fue en el pasado, pero no tiene una idea ni de presente ni de futuro. Lo mismo le pasa en el plano turístico: Madrid no tiene una marca, un sello distintivo que se identifique con la ciudad. En la presentación de la candidatura a los Juegos Olímpicos, se vio una ciudad casposa, sin vitalidad. Pero ni la ciudad ni sus ciudadanos son así, Madrid tiene mucho carácter y personalidad. Puede que la solución deje de estar localizada en el centro de la ciudad, y debamos fijarnos más en lo que se cuece en los barrios de la periferia, como por ejemplo, en Carabanchel.

Este miércoles subimos a nuestra sección de artículos ciudadanos el que nos envió hace unas semanas nuestra compañera arrebolera, Anna Ladrón. La verdad, que nos quejamos y con razón de lo difícil que lo ponen las instituciones de Guadalajara para desarrollar alguna iniciativa cultural que no sea susceptible de estar controlada y plegada a sus designios, véase el caso de la denegación constante de espacios gratuitos para realizar conferencias, exposiciones u actos ciudadanos en la calle, sin olvidarnos del cierre indefinido del Teatro Moderno. Tampoco se libran de la persecución del ocio las pocas salas y bares con música que aún sobreviven a la crisis y a esta ciudad que se rige a golpe de ordenanza para quién interesa en cada momento. Muchas gracias, Anna por recordarnos que en todos lados cuecen habas, también en Madrid.