Foto de Campaña del Observatorio Contra el Acoso Callejero de Chile
¡HERMOSAS!
Hoy he tenido que hacer algo, que me ha causado malestar. Regañar a 4
preadolescentes de 11 años por estar diciendo piropos a unas chicas. Iba en el
coche, me he tenido que dar la vuelta, y hacerles entender que las chicas no
somos ovejas, que no pertenecemos a un rebaño, y que puede que no nos guste
aquello que estaban haciendo. Eran los amigos de mi hijo.
Toda madre/padre intenta, o al menos eso creo, inculcar a sus hijxs una
serie de principios. ¿Pero qué ocurre cuándo ellxs se enfrentan a la sociedad,
a esos amigxs adolescentes que les observan, y les juzgan?
Creo que no sólo se han perdido una gran cantidad de recursos en lo que a
prevención y sensibilización en Igualdad y contra la Violencia de Género se
refiere, sino que hemos perdido un tiempo fundamental, donde toda una
generación podría haber aprendido que sus iguales no son ovejas de un mismo
rebaño guiadas por un patrón-pastor único, que se merecen todo su respeto, y
que nadie les va a juzgar por ello.
Aquí habrá alguien que me diga que exagero, que son cosas de niñxs, que
le doy demasiada importancia... Bueno, quizá. Pero lo que más me preocupa, es
que las criaturas, repiten lo que ven, y que no avanzaremos si esta sociedad no
reconoce, que no sólo hay que educar a los niños y niñas, sino también a las
madres/padres en esa labor de equidad.
De nada sirve que dejemos este tema en manos del profesorado, si además no
les dotamos de medios. De nada sirve, si no tenemos campañas de sensibilización
que cuestionen nuestro entorno, y aquel rol patriarcal que hemos
aprendido, heredado y transmitido. De nada sirve, si no logramos entender
que la mitad de la población no puede infravalorar a la otra mitad, solo por
no tener el mismo sexo.
Como madre y femenista, hay veces que me encuentro sola. Cansada de
explicar una y otra vez las mismas cosas. Frustrada por pensar que estoy
haciendo las cosas mal, pero luego recapacito, y solo espero, que sea capaz de
dar a mis hijxs un entorno igualitario, y las herramientas para enfrentarse a una
sociedad a la que le queda mucho por avanzar.
De nada sirve, si entre todxs, no nos ponemos a ese cambio cultural.
Recién comenzado el
curso escolar que mejor manera que hacerlo con este artículo de nuestra
compañera arrebolera Míriam Moraga. Después de este verano desolador plagado de
muertes por la violencia machista, es imposible no habernos parado a reflexionar
al menos unos minutos sobre este modelo de sociedad al que nos encaminamos y que
no es capaz de acabar con esta lacra social. El camino sin duda, será largo,
pero parece evidente que el cambio contracultural debe comenzar desde bien
temprano. Muchas gracias, Míriam.