CORRUPCIÓN ¿UNA CAUSA GENERAL?
Desde hace un
tiempo, la ciudadanía, estamos viendo y sufriendo día sí, y día también los casos
de corrupción que asolan las instituciones, organizaciones y las formaciones
políticas que tradicionalmente sirven de sustento a la democracia española
surgida del pacto constitucional de 1978.
Estos últimos meses
el desarrollo de los acontecimientos deja ver una situación de generalizada impunidad,
para que algunos dirigentes y cargos notables políticos, que ostentan u
ostentaron responsabilidad tanto orgánica como institucional, hayan
materializado una forma de enriquecimiento político y personal a costa del
dinero y sufrimiento de todas y todos.
Esta situación agravada
por el conocimiento, no solo de sueldos desorbitados, complementos injustificados,
créditos y tarjetas vergonzantes, usos impropios de lo público, sino de ritmos
de vida propios de los gánsteres que reflejan las películas. Han hecho que el
hartazgo se convierta en un clamor de exigencia, no solo de perdón, sino de
responsabilidades de los propios y de aquellos que nombrándoles no supieron,
quisieron, o pudieron vigilar para que no se produjeran estos mayúsculos
atropellos a la ciudadanía y a la salud de una democracia que dicen fortalecer.
Pues bien, las y los
ciudadanos nos hemos hartado y nuestro hartazgo se convierte en una exigencia
mayúscula de asunción de responsabilidades, de limpieza real de las
instituciones, partidos, sindicatos y empresas, sobre la eliminación radical de
usos impropios e indebidos en la facultad de sus responsabilidades públicas y
privadas. Es necesaria una “Causa General” contra la corrupción y contra
quienes por acción, omisión o inacción han permitido que esto suceda, a cada
cual con la contundencia de su responsabilidad, directa o indirecta.
Necesitamos que la
limpieza no solo sea la generalidad, sino que además lo parezca, cuestión esta
última inexistente en estos tiempos. Tenemos que buscar medidas que hagan que volvamos
a confiar en los resortes de limpieza y honorabilidad de lo público y de
quienes dan servicios a través de ello. Es necesaria una regeneración de los
fallidos procedimientos de vigilancia y control, al igual que la depuración
inmediata de responsabilidades en organismos, partidos, empresas e
instituciones. Quien tenga miedo a demostrar su honorabilidad, se estará haciendo
un flaco favor a sí mismo y al conjunto de lo que representa.
Dice un amigo que octubre ha sido el mejor mes de la
serie histórica…Este miércoles sin muchas palabras no podías dejar pasar la
ocasión de enviaros un artículo hablando de la corrupción. Que mejor de manera
de hacerlo que con un artículo de alguien de la casa, Raúl Santiago García.
Muchas gracias, Lagar.