SOBRE LA ASOCIACIÓN

El colectivo y laboratorio político Arrebol nació creyendo que la cultura política es uno de los mejores mecanismos sociales para avanzar en nuestra Democracia. Creemos firmemente en esta como herramienta para profundizar en nuestros valores. La política está presente en nuestro día a día, en casi todos nuestros actos, decisiones y posiciones, en nuestro trabajo, en nuestra relación con los vecin@s... y debe ser el único camino posible para progresar hacia una sociedad más justa, más humana, menos sectaria, que permita avanzar hacia la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadan@s. Nuestr@s representantes políticos hoy, más que en ningún otro momento, deben ser esencialmente ejemplares y albergar un alto sentido ético. Rechazamos profundamente el concepto pre-fascista acuñado como clase política y manifestamos nuestro deseo de que más pronto que tarde, los principales partidos del país, sean capaz de regenerarse y entender que no son los únicos propietarios de la política, aunque sí una parte importante de su representación. ARREBOL figura inscrita en el registro de Asociaciones Culturales de Castilla-La Mancha. E-mail de contacto: arp.arrebol@gmail.com

miércoles, 22 de octubre de 2014


DE CASTAS Y DEMÓCRATAS

Como el avispado lector habrá interpretado, el título se refiere a nuestros políticos y a unas palabras que están de moda en torno a ellos y que aún pareciendo contrapuestas lo cierto es que conviven aunque sea de mala manera en nuestras sociedades -porque esto no solo pasa en España-. Para  hablar de ello, y sin ánimo de parecer académico o de aburrir al personal, para definir lo que es la casta creo que lo mejor será acudir al Diccionario de la RAE, en el que según una de sus acepciones, la que mejor viene al caso que nos ocupa, dice:

“En la India, grupo social de una unidad étnica mayor que se diferencia por su rango, que impone la endogamia y donde la pertenencia es un derecho de nacimiento”.

Pues bien, como esta acepción incluye un término como la endogamia que solemos utilizar con otro sentido, voy a indicar el significado de endogamia que mejor se adapta al tema:

“Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al grupo o institución”.

Así, teniendo estos significados claros, sería muy difícil negar que la percepción de los ciudadanos es que, efectivamente, nuestros políticos forman un grupo social que se diferencia por su rango, que tienden a rechazar la incorporación de nuevos miembros para perpetuar su propia permanencia en el grupo, y que si bien no suele ser un derecho de nacimiento -hay excepciones que todos conocemos- resulta que muchos de ellos, desde que adquieren la condición de político con cargo se sienten como predestinados, imbuidos de una cualidad distinta al resto que los convierte en imprescindibles. Es, como me recordó un amigo recientemente, como en la película “Amanece que no es poco”, cuando los vecinos gritan a su alcalde aquello de; “¡nosotros somos contingentes, pero tú eres necesario!”. Si los ciudadanos pensaran eso diría muy poco en favor de nuestra educación cívica, pero lo más lamentable y peligroso es que sean nuestros dirigentes los que así lo piensen.

Visto lo visto por tanto, la respuesta tiene que ser afirmativa, nuestros políticos forman una casta, pero ¿no es cierto que es un comportamiento humano, que somos animales sociales porque así podemos defender mejor nuestros intereses? Sí, hemos de admitirlo aunque nos duela, el hecho es que somos así: todos somos egoístas, miramos por lo mejor para nosotros -lo que podríamos llamar egoísmo individualista- y quiero creer que la mayoría también piensa en lo mejor para los demás, aunque sea en segundo plano – lo que podríamos llamar egoísmo social -, y nuestro afán de supervivencia es ciertamente innato y marca nuestras acciones.

Por eso, para limitar los egoísmos y evitar la creación de estas castas dirigentes, los ciudadanos nos hemos dotado  de una herramienta como es la democracia, palabra muy usada por todos pero instrumento parece que de difícil aplicación según se ve en la realidad, y que significa, dicho en palabras llanas y aquí sin tener que acudir al diccionario, el poder para el pueblo.

Así, para evitar estas y otras lacras que viene arrastrando nuestra democracia, debemos fomentar algo que ya está inventado y que no es más que la participación ciudadana; de abajo hasta arriba, desde nuestra familia o la comunidad de vecinos hasta las elecciones interplanetarias si las hubiera. Eso hará que nuestros dirigentes, a todos los niveles, respondan a nuestras preocupaciones, duren mucho o poco en sus cargos, porque no es malo por sí mismo que un político lo sea por muchos años, siempre y cuando lo sea  porque quieran sus ciudadanos o sus propios compañeros de partido -que también son ciudadanos- en elecciones libres, dentro de una competencia leal y en igualdad de condiciones

Y aquí quiero resaltar un hecho ilusionante, y es que los partidos de izquierda, en los últimos tiempos, vienen queriendo instaurar un nuevo mecanismo democrático en sus organizaciones que ayudará en mucho a que esto mejore, y que son las primarias internas, ya sean solo para militantes o abiertas a toda la sociedad. Este es sin duda el camino a seguir, pero para que esto funcione será necesario aumentar la participación ciudadana, abrir las puertas para que entre aire nuevo ya que cuantos más ciudadanos entren en estos partidos y participen en la toma de sus decisiones más fácil y rápido será el cambio que buscamos y necesitamos. Porque si no las primarias quedarán en un nuevo episodio de las antiguas luchas por el poder, con los rencores y suspicacias a flor de piel y con las mismas artimañas y puñaladas por la espalda de siempre impidiendo la libre competencia, poniendo por delante altos ideales pero con la única finalidad real de la propia supervivencia en el cargo -o casta, siguiendo la moda-.

Y para terminar sí, yo soy un militante de partido y en su día tuve cargo público, algo que me enorgullece, por eso quería hablar de este tema que algo conozco y por eso pienso de verdad que cuantos más ciudadanos participen y ostenten esos cargos públicos mejor será para nuestra democracia, en definitiva, para nuestra convivencia. Por favor, seamos todos responsables, participemos y entonces sí crearemos una sociedad de auténticos demócratas.

Este miércoles con especial gusto damos la palabra al ciudadano Joaquín Frías, uno de estos guadalajareños de toda la vida, que le corre la política por las venas y a medida que se tiene la oportunidad de conversar largo y tendido con él, tienes la sensación de lo sano y emocionante que es hablar de política sin rondar el politiqueo habitual al que nos empieza a tener acostumbrados el funcionario político de turno y el amarillismo informativo. Los Idus de Marzo de George Clonney nos sirven para ponerle imagen a ese egoísmo político del que nos habla el artículo. Ryan Gosling durante una campaña del Partido Demócrata en EEUU tendrá la oportunidad de comprobar hasta qué extremos se puede llegar con tal de alcanzar el éxito político. Gracias, Jokin.