¡SONRÍA POR FAVOR, ES CULTURA!
Probablemente no exista una imagen más idónea para
describir de un golpe de vista la cultura en España que la de un político
agitando a las cámaras una gran sonrisa y un probable hueso de Miguel de
Cervantes mientras a la entrada se venden camisetas que en un perfecto
castellano rezan “I love Don Quixote”. Esto, estimado lector, es el marketing
que nos conviene.
Tuve el privilegio de asistir a un evento cultural
de similar índole, de conmemoración de una obra de un fallecido escritor. El
evento transcurrió con total normalidad. Muchas manos que se entrecruzan;
varias abrazos; un sinfín de cumplidos; e incontables muestras de satisfacción.
El evento era esperado con gran emoción por un gran número de personas, y así
entre los asistentes se encontraban, más allá del ilustrado público, un grupo
de barrigas satisfechas, varios cortadores de cinta, un ponedor de primera
piedra y un bonito decorado a base de jóvenes entusiastas. Todos se sentían
satisfechos de la labor realizada, gracias al ingente esfuerzo realizado el
escritor sería recordado.
Pero como en toda reunión siempre hay radicales
entre el público, y en esta ocasión alguien tuvo el descaro de preguntar a unas
amplias sonrisas -que dejaron de serlo-, si alguno de esos -ahora ya, fruncidos
entrecejos- había leído el libro en cuestión. En seguida el extremista fue
reconocido e invitado a abandonar la Sala, en una jornada festiva nadie
necesita radicales políticos que inunde la fiesta de la literatura con
proclamas ideologizantes.
Por curiosidad me acerqué al susodicho sectario y le
pregunté por qué estaba en contra de este tipo de celebraciones culturales, ya
que, se pueda hacer más o menos en favor de la cultura, está claro que menos da
una piedra.
No parecía tener el menor criterio o sentido del
orden y el buen gusto, por ello me voy a limitar a transcribir el artículo que
envió a su panfleto ideológico -me niego a llamarlo periódico- para que se
pueda apreciar más claramente que, al fin y al cabo, estos fanáticos solo
buscan criticar y llamar la atención.
La importancia de la cultura, ¿una celebración más?
Hemos asistido a la enésima conmemoración del
nacimiento de un autor tan solo para descubrir que el más prescindible de los
elementos en el festejo era el autor mismo. A nadie le interesaba o tenía idea
alguna sobre el contenido de la obra, su contexto, o el papel que podría jugar
en la actualidad. Todos los presentes, orondos de felicidad, celebraban el éxito
que suponía el haber conseguido repartir unos folletos y haber hecho un
concurso literario en los colegios, en el que se daba un premio en metálico
equivalente a las dietas recibidas por cada uno de esos organizadores. Huelga
decir que organizar, lo que se dice organizar, el más espabilado de ellos se
organiza, o más bien se apaña para salir en la foto -aunque eso es otro cantar.
Pero vayamos más allá de la crítica, qué puede
aportar una efeméride cultural. Esta es una pregunta increíblemente más sencilla
de lo que pudiera parecer: notoriedad. Notoriedad sí, pero no hacia el sujeto
fotografiable, sino hacia el elemento artístico a rescatar, a recordar. Es
decir, una fecha tan relevante como el Centenario del nacimiento de un escritor
es una oportunidad idónea para rescatarle del olvido mayor o menor en el que se
encontrara.
Sin embargo, el paso menos evidente y mucho más
difícil no consiste en hacer ver que el foco de atención no está en el
fotografiable -lo cual entraña no poca dificultad; sino que está en aprovechar
la notoriedad como plataforma desde la que lanzar un proyecto cultural que sea
de interés y utilidad para la comunidad a la que se dirige.
Celebrar el nacimiento de un pintor, de un poeta, de
un dramaturgo, es algo que solo puede ser positivo en sí mismo, y lo será más
cuanto más se centre la atención en el artista; sin embargo, y por más que ello
pueda ser complicado, lo que se debe buscar es la implicación de la sociedad
civil para generar una oferta cultural que integre e involucre a la comunidad.
Clubs de lectura, asociaciones de teatro, cursos de pintura, talleres de
escritura… Tejido cultural ciudadano que, en definitiva, sustente y apoye la
existencia de un ocio de alto valor cultural en la comunidad, que lo busque y
lo demande para su ulterior desarrollo.
Si se desea recordar a un dramaturgo -pongamos que
sea a Buero Vallejo, del cual se cumplen cien años de su nacimiento el próximo
29 de septiembre-, la mera celebración en su ciudad natal, Guadalajara, de una
serie de representaciones teatrales, siendo algo positivo, si no trasciende, si
no aspira a más, pasado un mes ya no habrá nadie que lo recuerde. Si la
conmemoración del Centenario del nacimiento de Antonio Buero Vallejo es carne
de nota informativa en periódico viejo, entonces hemos fallado tanto al
escritor como a la comunidad misma, que pierde así a alguien que con su vida y
su obra habría inspirado a cuantos de su memoria hubieran participado.
La posibilidad de llevar a cabo una estrategia más
ambiciosa existe. Pese a lo avanzado del año, la Conmemoración del Centenario
del nacimiento podría servir para contribuir a crear una estructura cultural
activa en la ciudad de Guadalajara. A través de la colaboración con otras
regiones europeas, se podría, en el marco de un programa de financiación
europeo, traducir las obras de nuestro querido dramaturgo a la lengua de cada
una de las otras regiones participantes en el proyecto para, una vez
traducidas, conseguir difundir su figura fuera de España; y por otro lado,
contar con una serie de obras de alto valor literario traducidas a nuestro
idioma. Las obras de nuestro dramaturgo, junto con las traducidas, servirían
entonces, gracias a la apropiada financiación europea, para llevar a cabo un
festival de teatro en Guadalajara bajo el título “Dramaturgos europeos bajo la
censura”. Dicho festival podría instituirse en la capital alcarreña
coincidiendo con cada 29 de septiembre para recordar cada año, no solo la
figura del dramaturgo, sino también algo que con frecuencia tiende a olvidarse,
y es lo que supone luchar con la pluma por la libertad en una dictadura. ¿O
acaso han de olvidarse los años que Buero Vallejo pasó encerrado en la cárcel
por luchar contra el fascismo y lo que supone la defensa los valores
democráticos en su literatura?
El material digitalizado y traducido, así como el
legado que la familia del autor donó tras la muerte de este, podría servir para
constituir en la ciudad de Guadalajara una fundación encargada, no solo de
organizar actividades como el festival anual o seminarios, o incentivar el
consumo de teatro como ocio, sino también servir de escaparate turístico de una
ciudad que podría convertirse en un destino cultural varios días al año -sin
olvidar la importancia que supone contar con un enclave desde el que promocionar
estudios sobre el contexto y la obra del dramaturgo.
Es evidente que entre realizar unas representaciones
teatrales durante una semana y lo mentado anteriormente hay una gran
diferencia. Cabe decir que ambas acciones no son excluyentes en absoluto, antes
bien son necesarias y complementarias, pero mientras que la primera quiere ser
una hoja de este otoño, la segunda quiere serlo en cada otoño, y también en
invierno, en primavera, en verano…
Una vez oí decir que menos da una piedra en alusión
a que al menos algo se había celebrado. No caiga nadie en la falacia, no se
trata de discutir si algo peor es posible, seguro, sino en si algo más es
deseable, y por ello exigible.
La próxima vez que tengan delante a un fotografiable
no le pregunte si no se podía haber hecho algo más que un evento de cámaras y
luces para recordar al artista. Usted ya debería saber que era imposible, que
le resultaba imposible. En su lugar dígale “que el meeting, seguido de un networking
café, saldrá en todos los media para beneficio de la marca España”. El tamaño
de su sonrisa le ofrecerá un valor aproximado con el que verificar el estado de
la cultura española.
Si pueden
lean, sonrían y hasta sonrojen hoy con este fantástico artículo enviado desde
Bruselas por nuestro compañero y amigo de Arrebol, Daniel Jiménez Hita. Bienvenidos
al año de los centenarios literarios. Está bien que nos vayamos acordando de
Buero en casa poco a poco… Muchas
gracias, Dani.