ESCUELA DE PUEBLO EN 1848 _ ALBERT ANKER (1896)
ESCUELA RURALES: GARANTES DE UN MUNDO RURAL VIVO
Durante la presente legislatura, la educación en el mundo
rural y especialmente las pequeñas escuelas rurales han sido uno de los
sectores más afectados por las medidas adoptadas bajo el pretexto de la crisis
económica Así, hemos visto como se ha producido el cierre de aproximadamente 70
escuelas en Castilla La
Mancha.
Esta situación vivida en nuestra Región empezaba a gestarse a finales de
agosto de 2011 cuando la
Presidenta Cospedal presentó el Plan de Garantías de los
Servicios Sociales que anunciaban ajustes en educación y otros servicios.
Pero, había recortes que la Administración contemplaba dentro de este Plan
que la legislación vigente en ese momento impedía acometer. Por ese motivo en
febrero de 2012 se aprobó la Ley
de Medidas Complementarias para la Aplicación del Plan de Garantías de Servicios
Sociales que entre otras cuestiones modificaba o suprimía diversos artículos de
la Ley de
Educación de Castilla-La Mancha.
Los que de una manera más clara afectaban a la educación en el medio
rural eran la supresión del artículo 128.3, que fijaba un mínimo de cuatro
alumnos para abrir o mantener una escuela abierta y la modificación del
artículo 141, referido al transporte, que pasaba a ofrecer de manera gratuita
este servicio únicamente al alumnado de enseñanzas básicas, lo cual está
afectando considerablemente a alumnado de bachillerato de zonas rurales.
La alarma social creada por el más que seguro cierre de escuelas, generó
movilizaciones ciudadanas en defensa de la escuela rural en todas las
provincias de Castilla-La Mancha. Los afectados no aceptaban el argumento del
ahorro, ya que lo que resultaba poco rentable para el pueblo era perder la
escuela.
Conviene recordar que los gastos de limpieza, calefacción y pequeñas
obras de las escuelas de primaria corren a cargo de los ayuntamientos. Es
cierto, que la administración educativa debe asumir los gastos de
funcionamiento del centro y el pago de las nóminas. Pero no es menos cierto que
el cierre de la escuela no elimina a los alumnos, ni el CRA entero, sino a una
o alguna de sus secciones. Con lo cual, la dotación económica que la Consejería otorga al
CRA en todo caso se ve ligeramente disminuida.
A su vez, el alumnado del pueblo sin escuela tiene derecho a la
educación, por lo que la
Administración les debe proporcionar transporte y en
ocasiones como usuarios de este servicio debe asumir también el gasto de
comedor para todos ellos.
Por todo ello, la rentabilidad económica es más que discutible y se
produce un daño al pueblo afectado que provoca la movilización ciudadana.
Probablemente, este hecho provoco que se añadiera otro argumento: La falta de
calidad.
Las aseveraciones más repetidas fueron: La escuela rural ofrece un modelo
obsoleto y fracasado; Estas escuelas no
garantizan la calidad de enseñanza ni la igualdad de oportunidades; Los niños
de escuelas rurales tienen problemas de socialización; Los alumnos registran un
“mayor índice de fracaso y abandono escolar; Los docentes sólo atienden a los
niños 3 o 4 horas semanales.
Estas afirmaciones, causaron distintas reacciones de indignación, y
preocupación entre las familias y profesionales de las zonas rurales. Ya que se
entendía que evidenciaban una visión
llena de tópicos y prejuicios de la educación y de la vida en el medio rural en
general, al mismo tiempo que se denostaba la labor del profesorado que trabaja
en ella.
Por otra parte, los que conocíamos la extensión de la escuela rural en
Castilla La Mancha
sabíamos que iba a resultar inviable eliminarlas a corto plazo. , ya que, la
desaparición total de las escuelas unitarias hubiese supuesto: Incrementar el
gasto en transporte y en comedores; Volver a abrir escuelas-hogar; Asumir un
alto riesgo de accidentes en zonas climatológicamente complicadas.
De esta manera, hubo que dejar muchas escuelas abiertas con pocos alumnos
pero muy distantes de centros más grandes y en zonas cuya orografía y
climatología hacen imposible el traslado diario. Es decir, hubo que dejar
abiertas escuelas de las que se había dicho que ofrecían un modelo obsoleto y
fracasado.
Esta historia no es nueva, durante los años 60 y 70 también se produjeron
muchos cierres de escuelas unitarias y
mixtas. Para justificarlos también se hacían continuas referencias a la calidad
de la educación y a la igualdad de oportunidades para los escolares rurales.
Tras esta visión negativa se ocultaba el verdadero motivo económico: eliminar
las pequeñas escuelas de las zonas rurales lo que ayudaría a reducir la
población rural y aumentar la mano de obra para la industria, la construcción y
los servicios en las zonas urbanas. Era la época de los Planes de Desarrollo
que provocaron un éxodo hacia las ciudades y dejaron un campo empobrecido,
envejecido y con apenas recursos y servicios. Años después y cuando la
democracia dejo expresarse en libertad, desde los pueblos se reclamó de nuevo
la necesidad de centros educativos. Esto unido al balance de costes de
transporte, escuelas hogar, riesgo de accidentes y al desarrollo del estado de bienestar,
permitió que la educación regresará a muchos pueblos.
En Castilla La Mancha ,
la actual perdida de servicios y oportunidades está suponiendo la acelerada
pérdida de población, con todo lo que ello conlleva.
La presencia de escuelas,
institutos, aulas de adultos, etc., situadas en zonas rurales son de vital
importancia para cambiar esta situación,
ya que sin duda, el futuro de la escuela rural está unido al futuro del
medio rural y viceversa. Los que vivimos en o cerca del mismo no podemos evitar
la sensación de que se le está dejando morir. No se ve una política activa que
propicie nuevos horizontes para un espacio que, sin duda, tiene mucho que
ofrecer, más allá del turismo rural. La despoblación es la consecuencia
inmediata si prosigue el desmantelamiento de los servicios básicos porque la
gente más joven abandona los pueblos y sin servicios que ofrecer pocos son los
que llegan.
Las escuelas rurales son necesarias para que nuestros pueblos y el
patrimonio natural y cultural que los envuelve pervivan y esto último es
esencial para la sociedad en general. Bajo esta premisa podemos iniciar
cualquier debate sobre sus potencialidades y sus dificultades. En cualquier
caso, los obstáculos nos deben llevar a
buscar soluciones. Las ventajas y desventajas propias de la escuela rural, que
las tiene como las tienen centros de otra tipología, no nos deben llevar a
plantear su cierre. Las escuelas rurales son garantes de igualdad, son garantes
de un mundo rural vivo.
Este miércoles nuestro
artículo de la semana se lo tenemos que agradecer a un ciudadano ejemplar con
las ideas muy claras y un convencimiento político que desciende hasta lo
concreto, algo que es de agradecer en estos tiempos de lugares comunes y
palabras vagas en boca de mayorías políticas. Muchas gracias a Marco Campos
Sanchís, presidente del Foro de la Escuela
Rural en Castilla-La Mancha y sobre todo ánimo, que en esta provincia
estamos menos solos de lo que pensamos.