¿QUÉ HACER EN
CATALUNYA?
Llegados a este punto y ante el sentimiento expresado por la gran
mayoría de la ciudadanía catalana en las encuestas, en la calle y en su
Parlamento, y a la vista de que el partido hermano -PSC- está a favor del
derecho a decidir o cuando menos de la Consulta , me pregunto cual es la salida real y
legítima que damos los socialistas a esta grave situación más allá de recordar
lo que establece una Constitución Española de hace 34 años que no es inmutable.
Es cierto que el PSOE ha planteado una alternativa: la articulación Federal de la mano de una
reforma de la
Constitución. Una propuesta que precisa maduración para
muchos catalanes y españoles en general sobre su simetría y reparto de la
financiación. Una oferta realizada desde la oposición, algo tardía sin duda e
hilvanada en la cita territorial socialista de Granada con la confrontación en
Catalunya ya avanzada. ¿Pero tiene suficiente enganche? ¿Llega a tiempo para
desactivar el choque de trenes de alta velocidad? ¿Genera acuerdo en Catalunya
o en el conjunto del Estado con otras fuerzas? ¿La comparte el Presidente
Rajoy, máximo responsable con el PP de haber echado gasolina al fuego durante
años en una buscada confrontación españolista y de tufillo electoral, político
irresponsable y especialista en mirar al cielo para dejar transcurrir el tiempo
hasta que pase la tormenta?
Me parece que nuestra respuesta, bienintencionada, se queda corta y no
es suficiente para la búsqueda de una salida del laberinto diseñado en buena
medida por Rajoy y el PP que recurrieron ante el Tribunal Constitucional el
nuevo Estatut en 2006 con el argumento de que significaba "el principio
del fin del Estado". ¡Cuantas campañas demagógicas de la derecha contra
los catalanes durante años y cuanta mala leche para enemistar a los españoles
con Catalunya!
No sé si nos damos cuenta de que el sentimiento expresado por la mayoría
de los catalanes en favor de la
Consulta debemos traducirlo como una clara expresión de su
voluntad democrática. Lo diré más claro: ¿si, llegado el caso, hubiera una
clara mayoría entre la ciudadanía catalana favorable a la independencia,
haremos oídos sordos y vamos a imponerles que, sin ni siquiera consultarles,
sigan formando parte de España porque lo dice la sagrada Constitución ... y
punto? .
¿Donde queda el respeto a los principios de la democracia? ¿Cómo nos
situamos ante el debate entre legalidad y legitimidad? ¿Para cuando la
aplicación de cauces de participación y consulta a la ciudadanía, en este tipo
de situaciones, como se reclaman desde las posiciones defensoras de la
regeneración política y la democrática participativa, más allá de una legalidad
vigente siempre reformable?
Nos enfrentamos a un asunto de gran complejidad jurídica, a un problema
político endiablado que se ha dejado enquistar, es verdad. Y no cabe ahora la
demagogia ni frivolizar salidas. Pero los socialistas tenemos la obligación de
dar una respuesta acorde con la realidad, forzando el diálogo entre las partes,
exigiendo al Gobierno de España y al de Catalunya que se sienten a negociar y
reforzando nuestra propuesta federal en la clave democrática.
Por eso apunto, nada más, la necesidad de construir una alternativa
propia al independentismo, una vez conocida la opinión de toda la militancia
del PSOE. Me refiero a la articulación de un nuevo modelo de relación bilateral
o estatus entre Catalunya y España, acompañado de una Ley Orgánica de Claridad
que permita una Consulta basada en los principios del diálogo, negociación
entre las partes, pacto político, pregunta clara y mayorías claras, como recoge
la ley aprobada en Canadá para el caso de Quebec. Principios que se repiten en
el proceso legal y pactado por un inteligente Cameron para realizar la Consulta en Escocia.
¿Sería una locura utilizar estos precedentes de países de tradición democrática
para tratar de resolver, de modo democrático y no traumático, el conflicto
catalán? Deberíamos reflexionar sin apriorismos y sin los corsės de una
legalidad que no es inmutable.
Claro que la búsqueda de una solución a la situación de Cataluña que
satisfaga a todas las partes parece una misión imposible porque el debate no se
produce en las mejores condiciones sino en medio de una crisis económica que
todo lo salpica y pervierte. Además, se han roto los puentes de diálogo y no se
han trabajado los argumentos reales de las ventajas de mantener el vínculo
entre Cataluña y España, con ausencia de una estrategia de comunicación en
favor de convivir y compartir. Añádanse los gestos excluyentes por parte del
nacionalismo y el interės del Gobierno de Mas de ocultar sus fracasos de
gestión como gobierno tras la reivindicación soberanista. Y a lo anterior hay
que añadir unos antecedentes de agravios a Catalunya, en especial los referidos
a la lamentable tramitación del nuevo Estatut, a las campañas anticatalanas del
PP y a la tendencia recentralizadora
promotoras de tensiones e impulsadas por Rajoy. Todo ello contribuye a que la movilización y la
sociedad civil hayan tomado las riendas de la politica por encima de los
partidos.
Pero lo último que podríamos hacer los socialistas, en este momento
histórico, es envolvernos en la fina bandera del redescubierto federalismo y
gritar !viva la
Constitución ! No parece
suficiente porque llega con un retraso de 5 años, casi los mismos que
tardó el Tribunal Constitucional en emitir sentencia sobre el recurso del PP
contra el nuevo Estatut aprobado por las Cortés y refrendado por el pueblo de
Catalunya. Creo que no da respuesta a la demanda muy mayoritaria de realizar
una consulta legal, necesaria desde un punto de vista estrictamente democrático
para conocer la voluntad real de la ciudadanía catalana. Así que todo conduce a
unas elecciones catalanas adelantadas a 2014 que tendrán un carácter
plebiscitario.
A Odón Elorza a quién muchos
conocereis por haber sido Alcalde de San Sebastián durante años, tuvimos la
oportunidad de conocerle en persona hace apenas un año en una de nuestras
charlas en Guadalajara. En esta ocasión, es el ciudadano que nos aporta nuestro
artículo semanal abordando sin tapujos una cuestión que está ahí, presente y
latente, y con la que no servirá de nada e incluso empeorará la situación el
mirarla de lado o intentar pegarla con celo. Si algo nos entusiasmo de Odón
desde el principio fue su capacidad para ser valiente defendiendo posiciones
que desde la ética y la ejemplaridad para con el ciudadano desde la política a veces no
resultan coincidentes con el poder interno de la política donde algunas mareas
suelen arrastrar a aquellos que no plantan bien la sombrilla. Al menos en el
PSOE, parece que esto tiende a cambiar. Confiemos en ello. Muchas gracias, Odón.