Campaña Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha
Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños 2015
SI ERES CLIENTE,
ERES CÓMPLICE
La trata de seres humanos constituye un negocio abominable pero muy
rentable, llegando a mover alrededor de 12 billones dólares cada año. Si cualquier
actividad mafiosa es repudiable en sí misma, cuanto más debería remover nuestro
cerebro y nuestro corazón ésta que tiene como objetivo el lucro basado en la
mercantilización de seres humanos, empleando para ello el abuso, el engaño y la
coacción.
La trata de personas es un gravísimo atentado contra los derechos humanos
que se diversifica en varias modalidades: explotación sexual, explotación
laboral, trabajos forzados, tráfico de órganos, etc. De estas variantes, todas
ellas execrables, la relacionada con la explotación sexual es la más numerosa,
constituyendo el 80% de todas la formas de trata. Además, la trata de personas
con fines de explotación sexual conlleva un fuerte componente de género, pues
la inmensa mayoría de sus víctimas son mujeres y niñas (dos tercios de las y
los menores víctimas de trata son chicas). Los poderes públicos tienen la
obligación de perseguir el crimen y prevenir el delito, pero también de actuar
sobre la demanda, pues es indudable que sin ella no habría este mercadeo de
seres humanos.
En este sentido, también es importante tomar conciencia de la relevancia
que tiene luchar contra la pobreza y la exclusión social, pues en el deseo de
escapar de estas dos circunstancias radica el principal estímulo que reciben
las víctimas y sus familiares en el momento de la captación.
Así pues, es muy necesario actuar por mejorar las condiciones de vida así
como reforzar el empoderamiento de las mujeres en los países de origen (aunque
no necesariamente la trata ha de ser transnacional, pudiéndose producir dentro
de las fronteras de un mismo Estado) como también en el país de llegada, en
este caso España y concretamente Castilla-La Mancha, para así reducir la
vulnerabilidad de las víctimas y favorecer su inclusión social.
Volviendo al asunto de la demanda, la reducción de la misma es crucial,
más conociendo algunos datos. España es el primer país de la Unión Europea en
consumo de prostitución y el tercero del mundo, tan sólo por detrás de
Tailandia y Puerto Rico y, según indican las estadísticas, el 40% de los
varones de nuestro país admiten haber acudido a los servicios de mujeres
prostituidas, aumentado cada año la demanda proveniente de chicos jóvenes de
entre 16 y 35 años. Todo ello nos invita a reflexionar tanto sobre la persistencia
de las estructuras machistas de la sociedad, que asigna a la mujer un rol de
subordinación respecto al varón, como sobre el tipo de educación
afectiva-sexual que hemos estado recibiendo y que hace que un porcentaje
significativo de hombres jóvenes prefieran culminar una noche de fiesta
cualquiera gastando sus últimos 20 euros en “comprar” un cuerpo, como si de una
copa de licor o de cualquier otro objeto se tratara.
La línea entre prostitución y trata es tan fina que a menudo resulta
invisible. Entre el 80 y el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución lo
hacen en contra de su voluntad o en contra de las condiciones pactadas, siendo
obligadas a ejercer la prostitución en situaciones de cuasi esclavitud hasta
saldar una deuda cuyos intereses a veces superan el 500%, incluso la necesidad
de una aspirina o una compresa son gastos que incrementan dicha deuda. La trata
no sólo es una violación de los derechos humanos más básicos de una persona,
afectando principalmente a su libertad y a su dignidad; también es un modo
descarnado de violencia de género. Por este motivo, expresiones que tratan de
justificar este negocio ilícito, como que es “el oficio más antiguo del mundo”
o que ahondan en pensamientos patriarcales del estilo “los hombres tienen más necesidades
sexuales que las mujeres y necesitan satisfacerlas para que estén tranquilos”
no hacen sino legitimar una forma de esclavitud que como tal es inadmisible,
pero además conlleva la revictimización a la víctima, haciéndola responsable
moral de una situación de la que ella no es sino la parte –la persona- más
débil.
Como se ha comentado anteriormente, sería muy conveniente que como
sociedad nos replanteáramos el tipo de educación afectivo-sexual que desde
nuestra niñez vamos interiorizando. La sexualidad es una dimensión esencial del
ser humano imposible de neutralizar -pues incluso su propia negación constituye
una manera de sexualidad en sí misma- capaz de reflejar nítidamente los roles y
posiciones diferenciadas que hombres y mujeres ocupan en la sociedad.
Así, la atávica doble moral que hace que se acuse a la víctima y se
justifique al cliente se convierte en un indicador de cómo lo prevalente, lo
socialmente apreciado, son las demandas y expectativas masculinas. Además, la
sociedad posmoderna actual está sumamente influida por un tipo de pornografía
patriarcal, basada en el placer de los varones a costa de cosificar a las
mujeres.
Así, por una parte pareciera que hay avances reales en cuanto a
libertades sexuales se refiere y por otra, se nos ofrecen modelos de relaciones
sexuales casi irreales. En definitiva, la conducta individual está ampliamente
condicionada por esa segunda naturaleza que es el sistema cultural en el que la
persona se desenvuelve y se relaciona. Aún a pesar de los grandes avances
conseguidos hacia la igualdad de género –dicho sea de paso, impulsados por los
feminismos-, la desigualdad se manifiesta en todas las esferas personales,
comunitarias y sociales, cual es la sexualidad y la manera de expresarnos a
través de ella. Si a estas cuestiones que hemos traído a colación de la
prostitución unimos la tragedia criminal de la trata, no podemos sino incidir
en un mensaje claro: Si eres cliente, eres cómplice.
Desde el Instituto de la
Mujer de Castilla-La Mancha nos comprometemos a la realización
de campañas de concienciación para el conocimiento del problema de la trata y
su prevención, incidiendo de manera especial en la reducción de la demanda.
También deseamos, dentro del marco de nuestras competencias y de lo
establecido por el nuevo Plan contra la Trata anunciado por el Gobierno de España,
desarrollar un marco de actuación que permita atender con más eficiencia y
calidad a las víctimas de este negocio impropio de una sociedad basada en los
principios de libertad e igualdad.
Hoy, Día Internacional contra la Explotación Sexual
y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, tenemos la oportunidad de contar
con este certero artículo de nuestra compañera en Arrebol, Araceli Martínez que
en la actualidad dirige el Instituto de la Mujer en Castilla-La Mancha. La crudeza de la esclavitud
aún pervive en pleno siglo XXIy en muchos casos se encuentra convivimos con
ella en nuestro entorno más inmediato, la explotación sexual no es sino eso, otra
forma de esclavismo actualizada que pervive en nuestro país refugiada en muchos
polígonos industriales, carreteras o viviendas en apariencia publicitadas en algunos
medios a través de sus anuncios de contactos. El titular no podía
estar mejor escogido: SI ERES CLIENTE, ERES CÓMPLICE. Es imprescindible que
reflexionemos como sociedad sobre esto. Muchas gracias, Araceli.