DISTINTOS TALENTOS
“Todos los alumnos tienen un sueño, todas las
personas jóvenes tienen talento. Nuestras personas y sus talentos son lo más
valioso que tenemos como país”. (…) “Todos los estudiantes poseen talento, pero
la naturaleza de este talento difiere entre ellos. En consecuencia, el sistema
educativo debe contar con los mecanismos necesarios para conocerlo y
potenciarlo. El reconocimiento de esta diversidad entre alumnos entre sus
habilidades y expectativas es el primer paso para el desarrollo de una
estructura educativa que contemple diferentes trayectorias”. Desde el preámbulo, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa ,
en adelante LOMCE, muestra su determinación segregadora. Unas personas podrán
llegar hasta donde les dejen sus capacidades y/o su cuenta corriente, y otras
tendrán que conformarse con una educación más limitada. Como ha sido siempre.
Esta diferencia de “talentos” es aplicable también al género.
Al parecer, las mujeres españolas tienen talentos a desarrollar distintos a los
de los hombres, por lo que la nueva ley permite que se financie con los
impuestos de todos aquellos centros educativos que segreguen, perdón, impartan
educación diferenciada, por sexos. Distintos talentos conllevan distintos
aprendizajes.
Distintos talentos tienen también los alumnos de las
ciudades que los de las zonas rurales, o los de un instituto del centro frente
a otro de la periferia. Por eso la
LOMCE también promociona la competición entre centros
escolares, disfrazada de autonomía y especialización. Además, condiciona la
financiación de las escuelas e institutos a los resultados obtenidos en pruebas
externas, con el fin de estimular, dicen. Los centros se gestionarán como
empresas, conforme a las leyes del mercado.
Distintos talentos darán lugar a distintos títulos de
Secundaria: unas personas tendrán el título de Iniciación al Bachillerato (las
que tienen lo que siempre hemos conocido como talento para estudiar) y otras el
título de Iniciación a la Formación Profesional al terminar cuarto de ESO
(aquellas que han sido llamadas para las tareas manuales). Ciudadanos
clasificados: los que aprueban las reválidas y por tanto consiguen el título y
los que no. El que no tenga talento a los 16 años que no lo espere.
Distintos talentos también según las creencias. Las
familias deberán elegir entre las asignaturas de religión o de valores éticos.
La religión aún no es obligatoria, pero tristemente los valores cívicos tampoco.
Dentro de los talentos también se establecen
categorías: la escuela de la
LOMCE trata de fomentar todos aquellos que tienen valor de
mercado, desde un concepto restringido de la persona como
consumidor-productor-competidor, y relegando las enseñanzas artísticas o las
humanidades a un segundo plano. Incluso la ciencia, vistos los recortes en
investigación, queda fuera de las prioridades políticas.
El ministro Wert ha insistido en la necesidad de
aumentar las horas de Lengua y Matemáticas para mejorar los resultados en PISA
en comprensión lectora y cálculo. Sin quitar importancia a esas dimensiones, el
sistema educativo debería promover todas las inteligencias múltiples de las que
habla Gardner, como hacen sistemas educativos más exitosos (Finlandia), que
buscan el desarrollo integral del ser humano.
En resumen, la
LOMCE diferencia talentos, esto es, características innatas,
genéticas, obviando que nuestras capacidades y destrezas son también resultado
del contexto y las condiciones en que vivimos. Por otra parte, niega la
capacidad que tiene cualquier persona para aprender durante toda su vida,
condicionando su itinerario académico y por tanto su futuro por unas cualidades
medidas bajo criterios discutibles y en un momento muy concreto. Clasifica.
Selecciona. Por medio de reválidas y evaluaciones externas, hace que sea el
sistema el que tome decisiones trascendentales sobre el camino a seguir, en
lugar de abrir un abanico de posibilidades y oportunidades para la libre
decisión de cada persona.
Einstein estuvo a punto de quedarse fuera de la Escuela Politécnica
de Zürich por no aprobar el examen de acceso. Pero gracias a la intuición del
director del centro, que descubrió su potencial científico y le dio una segunda
oportunidad, pudo llegar a revolucionar la física clásica. Wert no habría
dudado: “la pregunta que hay que hacerse
es si ese estudiante que no puede conseguir un 6,5 está bien encaminado o
debería estar estudiando otra cosa" según sus propias palabras. Quizá
el ministro nos quiera hacer creer que el científico más importante del s.XX no
tenía talento.
Bienvenidos al Talent Show que coproducen la LOMCE y el Sr. Wert. H oy, nuestra amiga arrebolera Alicia Morales nos presenta sin resignación como buena docente que es, las consecuencias próximas de una ley que sufriremos en el futuro inmediato de nuestro país. Esos principios que la inspiraron parecen sacados de una chusca productora de programas de reality donde los concursantes no pasarán de ser juguetes rotos hasta la final que sólo podrán alcanzar unxs pocxs. Quizás a esta ley sólo le falte eso, precisamente, que le hagan un programa televisivo
a modo del lamentable “Entre Todos” de RTVE donde distintos malos alumnos
salgan por la tele contando sus problemas en los estudios y sea la “caridad” de
la gente, sentados desde el sofá de casa, la que ayude a los mismos, mientras el Estado mira hacia otro lado en su responsabilidad y en nuestro derecho como ciudadanxs a una educación pública de calidad para todxs. Muchas gracias, Ali.