MELILLA, FRONTERA SUR DE EUROPA
Hace unos días fue
noticia el ministro del interior, Jorge Fernández Díaz, al proponer enviar a
los inmigrantes de la valla a casa de los que los defienden (Ver noticia).
En el mes de octubre tuve la suerte de conocer este lugar, que tiene el triste
honor de ser la frontera más desigual del mundo, según los datos de PIB del
FMI.
Tuve la oportunidad
de asistir a un Seminario de formación para profesorado financiado por la AECID , en aspectos
relacionados con la
Educación para el desarrollo. Al volver a mi trabajo en un
instituto público de Azuqueca de Henares, mis alumnos mostraron mucha
curiosidad por saber cómo sería la vida allí. La ciudad tiene apenas 12 kilómetros
cuadrados y 80.000 habitantes. Si lo comparamos con nuestra Guadalajara, cuyo
término municipal ocupa 235
kilómetros cuadrados y la población es prácticamente la
misma, hablamos de una densidad 20 veces superior.
Melilla es un
territorio español en el que hay violaciones sistemáticas de los Derechos
Humanos, según denuncian varias ONG Internacionales y también locales (Amnistía
Internacional, PRODEIN). Son conocidos los vídeos
de torturas y palizas en la frontera, perpetradas por policía marroquí y
observadas y consentidas por la española. Además, la práctica de las
devoluciones en caliente es sistemática. Se trata de una costumbre ilegítima, y
también ilegal, que consiste en devolver al territorio marroquí a las personas
que han conseguido cruzar la valla. Estas devoluciones incumplen la legislación
española de extranjería.
Muchas de las
personas que llegan a la valla de Melilla proceden de países en conflicto, como
son Mali, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Costa de
Marfil o Siria. Cualquier persona procedente de estos lugares debería tener la
posibilidad de solicitar asilo, reconocido por la Declaración Universal
de Derechos Humanos. En la práctica, es muy difícil que se pueda solicitar
asilo en frontera, y los pocos que logran esquivar a la policía marroquí y
llegan a nuestro país, si deciden iniciar el trámite, se quedan confinados en
el CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes) de Melilla hasta 3 años.
Sin embargo, si optan por no requerirlo, tendrán la posibilidad de ser trasladados
a un CIE (Centro de Internamiento para Inmigrantes) de la península en el plazo
aproximado de un mes. Muchas de las personas que llegan a Melilla no dudan,
prefieren arriesgarse antes que vivir confinados en esos 12 km2. “Es tanta la tardanza para la concesión de
asilo en Ceuta y Melilla que la mayoría prefiere pedir un salvoconducto a la
península. Esto les acarrea muchos problemas porque tan sólo tienen 15 días
para regularizar su situación; mientras que si se les concediese el trámite de
asilo, desde ese mismo momento, tienen derecho a Sanidad, a trabajar y a
moverse libremente por el territorio nacional”, según cuenta
José Palazón, portavoz de la ONG PRODEIN. Es decir, que las personas que
llegan a Ceuta y Melilla procedentes de países en conflicto se ven obligadas a
escoger entre derechos y protección o una salida de la ciudad. Esta situación es muy grave, y por fin han
sido creadas oficinas de ACNUR en las ciudades autónomas para tratar de
paliarla y mejorar el acceso al procedimiento de asilo en frontera.
En la actualidad y
dentro de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, también conocida como “Ley
Mordaza”, el gobierno del PP pretende introducir un "régimen especial
de Ceuta y Melilla", creando una figura jurídica especial para las
ciudades autónomas, que permita y legalice las devoluciones en caliente. Esto
es, el Gobierno quiere legalizar una práctica que es ya habitual. Se trata por
tanto de una asunción de facto de que la tesitura actual no tiene cobertura
legal.
No se trata de
buscar soluciones fáciles, pero las vulneraciones de los Derechos Humanos son
inadmisibles en un estado democrático como pretende ser el nuestro. La
respuesta no es tanto llevar a los inmigrantes a casa de los que defienden (defendemos)
los derechos de las personas, sino tener un ministro comprometido con la
defensa de los Derechos Humanos.
Como cada miércoles, os presentamos un artículo de la alguna ciudadana o ciudadano que nos lo hace llegar por medios y motivos muy diversos. El de hoy, la tragedia humana que tenemos aquí en casa y a la que nunca queremos mirar de frente, nos la dibuja una arrebolera, Alicia Morales. Esto de ARREBOL, que además no deja de crecer en número y afectos, sólo sería posible si se volviera a conjugar un espacio, tiempo y circunstancias como los de ahora, donde hemos coincidido compañeras y compañeros como ella. La creatividad, el respeto y la salud de la política no son valores inherentes a la práctica de la misma, los podemos aportar o no, las personas que de algún modo seguimos sintiendo alguna inquietud por ella y Alicia, esto lo tiene muy claro. Muchas gracias, Ali.
Como cada miércoles, os presentamos un artículo de la alguna ciudadana o ciudadano que nos lo hace llegar por medios y motivos muy diversos. El de hoy, la tragedia humana que tenemos aquí en casa y a la que nunca queremos mirar de frente, nos la dibuja una arrebolera, Alicia Morales. Esto de ARREBOL, que además no deja de crecer en número y afectos, sólo sería posible si se volviera a conjugar un espacio, tiempo y circunstancias como los de ahora, donde hemos coincidido compañeras y compañeros como ella. La creatividad, el respeto y la salud de la política no son valores inherentes a la práctica de la misma, los podemos aportar o no, las personas que de algún modo seguimos sintiendo alguna inquietud por ella y Alicia, esto lo tiene muy claro. Muchas gracias, Ali.