La imagen de la
banca no pasa por su mejor momento. Su papel en la crisis, la especulación sin
límite, la burbuja inmobiliaria, los desahucios, las ingentes cantidades de
dinero público para rescatar a entidades que siguen funcionando al margen de
las necesidades de la sociedad, los sueldos indecentes de sus altos cargos…
Pero aún hay más, aunque sea menos conocido.
El lucrativo
negocio de la industria del armamento no sería posible sin la implicación de la
banca. El libro de reciente publicación Banca
Armada vs Banca Ética, de Jordi Calvo, investigador del Centro de Estudios
por la Paz JM
Délas (Justicia y Pau), indaga en esta mortífera relación, centrándose en
nuestro país.
La participación
accionarial en las empresas es una de las principales vías por las que se
materializa esta implicación de la banca en la industria militar. Destacan por
su alcance Caixabank, Bankia, BMN, Liberbank, Banco Sabadell, BBVA y Banco
Santander. Al menos 30 de las empresas de armas españolas han recibido este
tipo de apoyo financiero.
La concesión de
préstamos y créditos es vital para mantener la actividad de la industria y su
capacidad de investigación para desarrollar nuevas armas. Vuelven a destacar
algunas entidades bien conocidas como BBVA, Banco Santander, Bankia o Catalunya
Caixa, pero también conceden créditos a empresas de armamento otras entidades
de menor tamaño como Caja Rural.
Los fondos de
inversión son una de las formas de financiación más controvertidas porque aquí
participan de forma directa los clientes del banco, es decir, cualquier persona
que coloca sus ahorros en un fondo de inversión con la idea de obtener una
cierta rentabilidad o decide tener un fondo de pensiones. La investigación que
ha dado pie al libro desvela que al menos 48 bancos –tanto españoles como
entidades financieras extranjeras que operan en nuestro país– ofrecen a sus
clientes fondos de inversión “armados”. Y de nuevo en la larga lista de bancos
implicados figuran, además de los grandes, entidades de pequeño tamaño que
tienen una mejor imagen ante la sociedad como Caja Rural, Caja Arquitectos,
Caja Ingenieros o Caja Laboral, por mencionar algunas.
Los bonos y
pagarés que emiten las empresas, y que son gestionados por bancos, son otra
fuente de financiación para la industria.
La financiación
de las exportaciones es clave. El sector armamentístico español dedica
aproximadamente un 30% de sus ventas a la exportación. Los clientes suelen ser
gobiernos, que no pagan de forma inmediata, sino a plazos. Los bancos financian
la exportación adelantando una parte de la factura, con lo que la empresa
obtiene liquidez inmediata. Muchas de las exportaciones acaban en países
inmersos en conflictos armados o en los que se violan de manera sistemática los
derechos humanos.
Respuestas desde
la sociedad civil
En los últimos
años han ido tomando forma diversas campañas de denuncia e incidencia. Sin Armas es una campaña que promueven
el Centro de Estudios por la
Paz JM Délas, Setem y el Observatorio de la Deuda en la Globalización. Pone
su atención en las inversiones de dos grandes bancos como son el BBVA y el
Banco Santander. Dispone de web específicas para cada uno de ellos (www.bbvasinarmas.org y
www.bancosantandersinarmas.org) en las que se informa sobre sus inversiones
armadas y sobre otras inversiones controvertidas por su impacto en los derechos
humanos o en el medio ambiente. Se facilita la implicación de la ciudadanía,
que puede dirigirse a los bancos firmando en apoyo a peticiones específicas.
Una de las actuaciones destacadas de esta campaña es la participación en las
Juntas de Accionistas de los bancos para denunciar ante directivos y
accionistas la falta de ética de sus inversiones.
Banca Limpia (www.bancalimpia.com)
es otra campaña de Setem que además de publicar estudios con información sobre
las inversiones de los bancos, ha hecho un esfuerzo divulgativo con una web muy
sencilla que invita a la participación.
Estas iniciativas
de la sociedad civil organizada pueden conseguir algunos logros, pero su
principal valor es sensibilizar a la ciudadanía sobre la actuación de las
entidades financiaras, provocar la reflexión y con ello un cambio de actitud.
Porque hay una pregunta esencial que todos y todas debemos hacernos ¿mis
ahorros están financiando la producción y venta de armas o la violación de los
derechos humanos o la destrucción del medio ambiente? Lo más probable es que la
respuesta sea afirmativa.
Hay alternativas:
la banca ética
La buena noticia
es que no estamos atados a la banca armada. La banca ética está creciendo en
nuestro país (Triodos, Fiare, Coop 57). El libro de Jordi Calvo le dedica su
último capítulo, es el colofón natural que nos saca del desasosiego y la
frustración de la primera parte.
En las páginas de
Alandar también hemos hablado de banca ética y seguiremos haciéndolo. Estamos
convencidos de que los ahorros, pocos o muchos, pueden trabajar en la misma
dirección que el compromiso personal por construir un mundo mejor.
Hoy colabora con nosotrxs la ciudadana María Luisa
Toribio con un artículo que ya publicó en la revista Alandar. La RAE nos enuncia en una de sus
acepciones como el ciudadanx es aquel habitante de las ciudades antiguas o de los
Estados modernos que como sujeto de derechos políticos interviene, ejercitándolos,
en el gobierno de su país. En este sentido ideal de la cuestión, podríamos
considerar a María Luisa una ciudadana plena, que como tantxs otrxs ciudadanxs
sometidos a este sistema desesperante conseguimos resistir a costa de nuestra "fe" en el bien común. Ahí es donde el compromiso social de cada
ciudadanx individualmente cobra su verdadero sentido, cuando se pone a
disposición y en conciencia con un proyecto de ciudadanía, como viene practicando María
Luisa. Muchas gracias.