APUNTES SOBRE LA ESCUELA DE GUADALAJARA
EN LOS AÑOS DE GUERRA CIVIL [Primera parte]
No dejan de estar todavía en la oscuridad muchos
aspectos de la vida en los tres terribles años de Guerra Civil. La escuela no
se escapa de ese oscurantismo. Guadalajara tampoco. No obstante, algunos
documentos que han perdurado nos permiten encender alguna luz. Es el caso del
tomo nº 1 del registro especial de escuelas y maestros de la provincia de
Guadalajara del año 1939. De su consulta he extraído algunas informaciones y de
éstas, algunas deducciones.
Debo advertir que las
afirmaciones que de ese documento se extraigan se tienen que tomar con cierta cautela, derivada de las limitaciones que
imponen tres hechos:
- La parcialidad y limitación de los datos, no sólo
por venir de una sola fuente, sino, como advierte el jefe de la sección en la
diligencia de apertura del libro, porque “contendrá
los datos que pueda adquirir dadas las condiciones en que se encuentran”
- Por faltar el tomo nº 2
que contiene la información de las escuelas de las poblaciones cuyos nombres
están a partir de la letra “S”.
- Por la ausencia de información alguna de las
escuelas en la zona republicana.
Para entender algunas
reacciones del magisterio de la provincia de las que se derivaron situaciones
administrativas poco favorables para gran parte de los titulares de las
escuelas que pasaron a ser controladas por los rebeldes, conviene conocer
algunos datos de la situación del magisterio en los años de la República y en los
inmediatamente anteriores:
-
Cuando se proclamó la II
República el 32´4 % de los 25 millones de españoles era
analfabeto. De ellos, el 24´8 % de los hombres no sabía leer ni escribir y el
39´4 de las mujeres, tampoco. Un millón y medio de los niños españoles estaban
sin escolarizar. Sólo 32.680 escuelas funcionaban con regularidad, para atender
a todos los niños en edad escolar hacían falta 27.151 más. Tal como expresó
Marcelino Domingo, primer ministro republicano de Instrucción Pública y Bellas
Artes, España era en comparación con las democracias europeas “una vergonzosa
excepción”.
-
En 1931 había 36.680 maestros nacionales distribuidos en dos escalafones con 10
categorías en total. La gran mayoría, 21.200, ganaba 3.000 pesetas anuales;
6.900 ingresaban entre 2.000 y 2.500 pesetas, y 2.345 tenían 4.000 pesetas de
sueldo. Como se ve, la situación económica del magisterio era bastante
precaria.
No es de extrañar que con esta situación, el
magisterio se adhiriera con entusiasmo a la República desde el
primer momento. Inspectores, profesores y maestros participaron con regocijo al
advenimiento de la
República. Retiraron prestos los símbolos de la monarquía
(retrato del Rey Alfonso XIII) y sustituyeron la bandera roja y gualda por la
roja, amarilla y morada de la República. Esta adhesión estaba justificada por
el nuevo horizonte que se abría en la cultura española y por las promesas de
atender prioritariamente a la educación y a la escuela nacional.
El Gobierno republicano
aprobó un plan quinquenal para la creación de 5.000 escuelas cada año. En el
primero, 7.000. En cuanto a construcciones de nuevos centros escolares, las
Cortes aprobaron en 1932 gastar 600
millones en ocho años para este fin. Representaba el mayor esfuerzo realizado
en educación hasta esa fecha. En julio de 1931 se aumenta el salario hasta 3000
pesetas a los 6833 maestros nacionales que ganaban 2000 o 2500, es decir el
incremento supuso el 50 y 25 %, respectivamente. Fiel a su programa, el primer
gobierno republicano en el mismo año crea 7000 escuelas nuevas con un sueldo
medio anual de 5000 pesetas. Todo esto supuso que en los primeros meses de
República se ascendieran a cerca de 14000 maestros.
Con el
pronunciamiento militar del 18 de julio de 1936 y la conquista de Sigüenza a principios de octubre
del mismo año, la provincia de Guadalajara quedó dividida en dos mitades, cuyos
frentes permanecieron casi inalterados hasta el final de la Guerra Civil : la zona
rebelde, que coincide con las poblaciones que se sitúan al norte de la diagonal
que va desde la provincia de Cuenca en su límite con Peralejos y Poveda hasta
la de Segovia por los términos de Cantalojas y Peñalba de la Sierra , y la zona
republicana al sur de dicha línea. Casi todo Molina, parte de Sigüenza y
Atienza estuvieron controladas por las tropas de Franco, y la Alcarria , Brihuega, una
parte de Cifuentes, Cogolludo y Guadalajara por las de la República. La línea
de frente quedó inalterada, incluso después de que las tropas de Franco
salieran derrotadas el 8 de marzo de 1937 en la sangrienta batalla de Brihuega.
l estar la ciudad de Guadalajara en la zona republicana, la administración de la Guadalajara rebelde se
hizo desde Soria. De ahí que los datos sobre las escuelas de esta zona
provengan de esta última provincia.
Cuando estalló la Guerra Civil hasta el
último pueblo de la provincia de Guadalajara tenía escuela, por lo que los
niveles de analfabetismo eran muy bajos. En la mayoría de las poblaciones
había un maestro o dos, siendo muy pocas
las poblaciones en las que funcionaban cuatro unidades o más. Las escuelas
unitarias estaban atendidas indistintamente por maestros o maestras. Cuando
había dos o más unidades no existía la coeducación, por lo que los niños solían
tener un maestro y las niñas, maestra. Las pocas clases de párvulos solían ser mixtas
y a cargo de una profesora. Las aulas de los pueblos de nuestra provincia
estaban ocupadas en un 70% por maestros y maestras titulares, es decir,
definitivos; con lo que la estabilidad de las escuelas era muy alta cuando se
inició la contienda civil.
Sin embargo sobre un 43% de estos titulares no
se presentaron en sus escuelas al inicio
del curso 1936/37 y de los que sí lo hicieron, la mitad fueron suspendidos en
alguno de los tres cursos de contienda civil y, por lo tanto, reemplazados.
Podemos afirmar que sólo un 25% de los maestros con destino definitivo
terminaron en la escuela de su propiedad cuando
en 1939 finalizó la
Guerra Civil. La mayoría de los maestros titulares fueron
sustituidos por interinos, pero también por provisionales con destino
definitivo en zonas ocupadas por la República. Estas sustituciones se realizaron bien
entrada la primavera de 1937 e, incluso en enero de 1938, por lo que el curso
de 1936/37 se perdió en la mayoría de las escuelas y los dos siguientes
estuvieron cargados de muchas irregularidades.
En cuanto a las causas del alto porcentaje de
maestros que no iniciaron el curso de 1936/37 hay que buscarlas en el miedo de
mucho de ellos a las represalias por haber votado al Frente Popular, a su
convicción republicana que les hizo defender la legalidad vigente, y a que en
la zona donde se encontraban de vacaciones no fue ocupada por las tropas
rebelde en aquel mes de julio de 1936.
También se empleó el cambio de destino, es decir, el destierro, como sanción o castigo. Es el caso de Crisanto de Mingo y los titulares de Castilblanco y Riosalido a los que se obliga a ocupar destinos en poblaciones pequeñas de la provincia de Soria.
Algunos maestros que no se habían incorporado en inicio del curso 1936/37 lo hacen a lo largo de los años de Guerra como son los casos de los titulares de Alaminos, Almadrones y Espinosa de Henares. Otros, propietarios de localidades en zona republicana, sirven durante la guerra en poblaciones de la provincia o fuera de ella conquistadas por Franco y se reintegraron a sus destinos finaliza la contienda, como ocurrió con los tres maestros de Brihuega.
Pasados
apenas 3 días del recuerdo conmemorativo de la proclamación de II República, en
Arrebol este miércoles nos lo habíamos reservado para subir un artículo que
recibimos hace meses y que gracias al rigor dispuesto por Paco Catalán en su
investigación y su interés, y ahora el nuestro por nuestra propia historia (no
tan lejana), nos ha servido de pequeño homenaje a este 14 de abril. Gracias
Paco, por ofrecernos tu conocimiento para que pueda ser el de tod@s.
ESCUELAS EN ZONA
REBELDE
|
MAESTROS PROPIETARIOS
|
MAESTROS PROPIETARIOS
NO PRESENTADOS AL INICIO DEL CURSO (primer trimestre) 1936/37
|
MAESTROS TITULARES,
PRESENTADOS Y POSTERIORMENTE SUSPENDIDOS
|
SIGÜENZA
|
86%
|
42%
|
53%
|
MOLINA
|
70%
|
40%
|
38%
|
ATIENZA
|
70%
|
47%
|
25%
|
COGOLLUDO
|
69%
|
26%
|
63%
|
CIFUENTES
|
81%
|
62%
|
75%
|
Aunque las anomalías es la tónica
general en las escuelas de la
Guadalajara rebelde, en la línea de frente estas irregularidades se incrementan
aún más: 65 pueblos quedan en esta línea, 38 controlados por los rebeldes y 27
por los republicanos Algunos maestros se pasan a la zona republicana como Pedro
Herranz y María Martínez, propietarios en las escuelas de Huertahernando;
Miguel Renales de Ribarredonda o Josefa Núñez de Hontanares. A otros se les da por
desaparecidos en agosto de 1936 y posteriormente suspendidos en 1937, como son
los casos de Ángel Herranz y Pilar
Carrascosa, titulares de las escuelas de la Riba de Saelices. La suspensión de
maestros es frecuente tanto con los maestros no incorporados como con los
incorporados. Son los casos de cuatro propietarios de Jadraque y los dos de
Arbancón que fueron suspendidos y sustituidos, unos en octubre de 1938 y los
otros en mayo de 1937.
También se empleó el cambio de destino, es decir, el destierro, como sanción o castigo. Es el caso de Crisanto de Mingo y los titulares de Castilblanco y Riosalido a los que se obliga a ocupar destinos en poblaciones pequeñas de la provincia de Soria.
Algunos maestros que no se habían incorporado en inicio del curso 1936/37 lo hacen a lo largo de los años de Guerra como son los casos de los titulares de Alaminos, Almadrones y Espinosa de Henares. Otros, propietarios de localidades en zona republicana, sirven durante la guerra en poblaciones de la provincia o fuera de ella conquistadas por Franco y se reintegraron a sus destinos finaliza la contienda, como ocurrió con los tres maestros de Brihuega.
El salario de los maestros que ejercieron
durante la Guerra Civil en la Guadalajara rebelde no sólo no mejoró, sino que
empeoró ostensiblemente. Los maestros terminaron cobrando los mismos míseros
sueldos que se cobraban en los años
previos al advenimiento de la República. No se les aplicó, desde luego, las
mejoras republicanas. El 92% cobraba 3000 pesetas anuales; el 7%, 4000 y sólo
el 1% ingresaba 5000. En general, los maestros interinos y el 66% de los
propietarios ganaban 3000 pesetas e ingresaban 4000 el resto de titulares, excepción hecha de
tres maestros destinados a Atienza que ingresaban 5000 pesetas anuales.