LOA (INSUFICIENTE) A
LAS LÍNEAS ROJAS
Escribimos Las personas que llevan
años buscando infructuosamente empleo.
Las que, probablemente, ya nunca lo encontrarán.
Las que lo consiguieron y aceptaron en condiciones penosas, con horarios
brutales y salarios indignos.
Las que perdieron sus puestos de trabajo y ya ni siquiera cobran una
prestación.
Las que, con o sin empleo, no saben cómo afrontar el pago de
la alimentación, el vestido, la luz o el agua.
Las afectadas por los desahucios. Las que tuvieron que
regresar a casa de sus padres y vivir de sus pensiones.
Las familias incapaces de pagar los libros de texto, el
material o el comedor escolar.
Las que esperan por una prueba diagnóstica o una intervención quirúrgica
y no tienen recursos para irse a la privada.
Las personas dependientes y sus familias que han visto
como se desmorona una de las leyes más justas de las últimas décadas.
Las mujeres que ven frenado su avance en igualdad. Las que
sufren todo tipo de violencias sin que la sociedad tenga la suficiente
reacción.
Las personas que aspiran a frenar el cambio climático, a la
primacía de las energías renovables, a un desarrollo sostenible.
La gente joven obligada a emigrar.
Los mayores con pensiones escuálidas.
Todas, todas, estos días solo piensan en las líneas rojas que
se marcan los partidos progresistas para intentar (no) formar un
Gobierno que acabe con los recortes, el deterioro de los servicios
públicos, el conservadurismo y las políticas anti personas.
Las líneas rojas son, con toda seguridad, la
solución a sus problemas. Sin ellas no podrán mejorar nunca sus vidas.
En ellas depositan todas sus (nuestras) esperanzas.
Benditas y nunca suficientemente loadas líneas rojas.
Desde Arrebol no tenemos
nada inteligente que añadir a esta loa prestada de nuestro amigo Enrique Bethencourt al que podéis
seguir en su blog , donde habitualmente escribe. Muchas
gracias, Enrique.