El comisario europeo de Economía y Finanzas, Pierre Moscovici,
comparece en rueda de prensa / JULIEN WARNAND (EFE)
NOUS SOMMES PARIS
Aquel viernes todas y todos nos sobrecogimos con los infames atentados terroristas de París y automáticamente se pusieron en marcha escalonadamente, como si de una compleja maquinaria se tratara, toda serie de condenas, reacciones y declaraciones institucionales. Vaya por delante, ni que decir tiene, mi más rotunda condena ante la barbarie perpetrada, a la que añado una invitación a profundizar, reflexionar, una vez pase el duelo y esta extraña mezcolanza entre tristeza, rabia y ganas de reacción inmediatas, sobre el estado actual en que nos hallamos como humanidad.
Aquel viernes todas y todos nos sobrecogimos con los infames atentados terroristas de París y automáticamente se pusieron en marcha escalonadamente, como si de una compleja maquinaria se tratara, toda serie de condenas, reacciones y declaraciones institucionales. Vaya por delante, ni que decir tiene, mi más rotunda condena ante la barbarie perpetrada, a la que añado una invitación a profundizar, reflexionar, una vez pase el duelo y esta extraña mezcolanza entre tristeza, rabia y ganas de reacción inmediatas, sobre el estado actual en que nos hallamos como humanidad.
Por un lado, tenemos un movimiento global integrista
heterogéneo que ha demostrado que puede atentar en cualquier parte del planeta y
cuyo objetivo fundamental es el impacto mediático a través del terrorismo sobre
cualquier segmento de la población occidental que consideren que sirve para
conseguirlo, mientras que desde nuestro modelo de seguridad de estado-nación
intentamos poner freno a esta amenaza de forma individual. Solo si realmente
queremos combatir al fundamentalismo islamista tendremos que empezar a actuar
de forma conjunta, ya no solo con nuestros aliados de Occidente, sino buscando
la integración en esa estrategia de seguridad global al mundo musulmán, una
verdadera alianza de civilizaciones.
Hasta ahora, la Unión Europea a mirado
cobardemente hacia otro lado, esperando que Estados Unidos, cuyos intereses
geopolíticos son infinitamente menores, interviniera en conflictos estratégicos
para su seguridad como Siria, Libia y Eritrea, uno
de los más olvidados y salvajes del Planeta (un Estado Fallido convertido en la
"Cárcel de África" entre la guerra y su dictadura). Finalmente, y
sin entrar a valorar la efectividad de la acción militar impulsada por Francia
y a la que quieren sumarse los gobiernos de Reino Unido y Alemania junto con el
apoyo de Estados Unidos, se ha empezado a intervenir con medios aéreos contra DAESH
en territorio sirio, mientras que el resto de socios europeos miramos hacia otro
lado sin posicionarnos ni a favor ni en contra, escenificando sin embargo por silencio administrativo un punto de mira
más que evidente para futuras acciones terroristas en los países que han movido
ficha ¿es sostenible en el tiempo un proyecto común así? ni que decir tiene que
las posibilidades de “exportar” el “sistema social europeo” en estas
circunstancias parecen una quimera.
Otro síntoma de la ausencia de política exterior
europea ha sido la total falta de apoyo al desarrollo democrático y social de
los países inmersos en sus primaveras
árabes que, en gran medida, han pasado a convertirse en inviernos glaciares propiciando un caldo
cultivo estupendo para el renacimiento del islamismo terrorista. Resulta
inconcebible que se impulsen e incluso se financien movimientos
sociales que impulsen cambios democráticos y después se les abandone sin
posibilidad de fructificación. Y más aún resulta incomprensible que se armase al Ejército Libre
Sirio cuyo papel ha terminado siendo irrelevante en el conflicto sirio y
parece que se encuentra al borde de la desintegración.
Evidentemente la responsabilidad de este fracaso no puede
recaer simplemente en las democracias occidentales ¿qué tienen que decir tantos
países musulmanes al respecto, que por otro lado son los primeros que sufren atentados
como los de París, aunque no
tengan la misma cobertura mediática que estos en Europa?.
No será posible aislar a estos grupos terroristas
sin un rechazo social generalizado sobre el terreno y sin asfixiarles económicamente para
impedir su suministro armamentístico. En este punto habría que analizar si es de
recibo seguir comprando petróleo a dictaduras que esquilman todos sus recursos
naturales en beneficio de una casta dominante y sin mucho disimulo encauzan la
rabia de sus clases sociales más oprimidas hacia
occidente apuntándonos con el dedo como causantes de todos los males que sobrellevan ¿acaso en esta
ocasión no está siendo mejor aliado contra este terrorismo Irán (que está
colaborando en la lucha contra el mal llamado estado islámico) que Arabia Saudí
o Kuwait que se siguen enriqueciendo mientras alientan indirectamente este
terror?
Finalmente, quisiera apuntar un tercer responsable:
la religión mal entendida. Cualquier religión se basa en una serie de “verdades
absolutas” indiscutibles, fundamentadas en actos de fé, axiomas
anticientíficos, que cuando son
interesadamente transformadas se convierten en el sustento de las mentes más
radicales que son capaces de atraer en su esfera de influencia a un conjunto de
individuos que se sienten abandonados por un sistema que no les aporta ninguna
posibilidad de desarrollo económico y/o social sean cuales sean sus esfuerzos y
que encuentran ese analgésico social camuflado en forma de “religión”.
Creo que no soy el único que piensa que es
inevitable idear una especie de "plan Marshall" para África y Oriente
Medio que sea capaz de transmitir a lxs ciudadanxs de estos territorios la
motivación necesaria para poder llegar a construir un futuro mejor para ellos y
para sus familias. No puede ser mínimamente aceptable la existencia de seres
humanos que ni siquiera puedan soñar con tener una vida mejor que les saque de
la miseria absoluta.
Del mismo modo y alejándome de la ingenuidad, un
plan de desarrollo económico como el que enunciaba sería insuficiente para
extinguir este fenómeno al cien por cien, pero seguro que reduciría este
fenómeno a su mínima expresión para que pudiese ser combatido en origen
mediante medios policiales en coalición con el propio rechazo de las sociedades
islámicas.
Como cada miércoles os dejamos nuestro artículo semanal. En esta ocasión lo firma nuestro #CompañeroArrebolero Sergio Marínez. Esperamos que sirva para abrir un debate sereno y reflesivo en este tiempo malo para la lírica. Muchas gracias, Motxo.