DE CASTAS Y DEMÓCRATAS
Como el avispado lector habrá interpretado, el título se refiere a
nuestros políticos y a unas palabras que están de moda en torno a ellos y que
aún pareciendo contrapuestas lo cierto es que conviven aunque sea de mala
manera en nuestras sociedades -porque esto no solo pasa en España-. Para hablar de ello, y sin ánimo de parecer
académico o de aburrir al personal, para definir lo que es la casta creo que lo
mejor será acudir al Diccionario de la
RAE , en el que según una de sus acepciones, la que mejor
viene al caso que nos ocupa, dice:
“En la India ,
grupo social de una unidad étnica mayor que se diferencia por su rango, que
impone la endogamia y donde la pertenencia es un derecho de nacimiento”.
Pues bien, como esta acepción incluye un término como la endogamia que
solemos utilizar con otro sentido, voy a indicar el significado de endogamia
que mejor se adapta al tema:
“Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al
grupo o institución”.
Así, teniendo estos significados claros, sería muy difícil negar que la
percepción de los ciudadanos es que, efectivamente, nuestros políticos forman
un grupo social que se diferencia por su rango, que tienden a rechazar la
incorporación de nuevos miembros para perpetuar su propia permanencia en el
grupo, y que si bien no suele ser un derecho de nacimiento -hay excepciones que
todos conocemos- resulta que muchos de ellos, desde que adquieren la condición
de político con cargo se sienten como predestinados, imbuidos de una cualidad
distinta al resto que los convierte en imprescindibles. Es, como me recordó un
amigo recientemente, como en la película “Amanece que no es poco”, cuando los
vecinos gritan a su alcalde aquello de; “¡nosotros somos contingentes, pero tú
eres necesario!”. Si los ciudadanos pensaran eso diría muy poco en favor de
nuestra educación cívica, pero lo más lamentable y peligroso es que sean
nuestros dirigentes los que así lo piensen.
Visto lo visto por tanto, la respuesta tiene que ser afirmativa,
nuestros políticos forman una casta, pero ¿no es cierto que es un
comportamiento humano, que somos animales sociales porque así podemos defender
mejor nuestros intereses? Sí, hemos de admitirlo aunque nos duela, el hecho es
que somos así: todos somos egoístas, miramos por lo mejor para nosotros -lo que
podríamos llamar egoísmo individualista- y quiero creer que la mayoría también
piensa en lo mejor para los demás, aunque sea en segundo plano – lo que
podríamos llamar egoísmo social -, y nuestro afán de supervivencia es ciertamente
innato y marca nuestras acciones.
Por eso, para limitar los egoísmos y evitar la creación de estas castas
dirigentes, los ciudadanos nos hemos dotado
de una herramienta como es la democracia, palabra muy usada por todos
pero instrumento parece que de difícil aplicación según se ve en la realidad, y
que significa, dicho en palabras llanas y aquí sin tener que acudir al
diccionario, el poder para el pueblo.
Así, para evitar estas y otras lacras que viene arrastrando nuestra
democracia, debemos fomentar algo que ya está inventado y que no es más que la
participación ciudadana; de abajo hasta arriba, desde nuestra familia o la
comunidad de vecinos hasta las elecciones interplanetarias si las hubiera. Eso
hará que nuestros dirigentes, a todos los niveles, respondan a nuestras
preocupaciones, duren mucho o poco en sus cargos, porque no es malo por sí
mismo que un político lo sea por muchos años, siempre y cuando lo sea porque quieran sus ciudadanos o sus propios
compañeros de partido -que también son ciudadanos- en elecciones libres, dentro
de una competencia leal y en igualdad de condiciones
Y aquí quiero resaltar un hecho ilusionante, y es que los partidos de
izquierda, en los últimos tiempos, vienen queriendo instaurar un nuevo
mecanismo democrático en sus organizaciones que ayudará en mucho a que esto
mejore, y que son las primarias internas, ya sean solo para militantes o
abiertas a toda la sociedad. Este es sin duda el camino a seguir, pero para que
esto funcione será necesario aumentar la participación ciudadana, abrir las
puertas para que entre aire nuevo ya que cuantos más ciudadanos entren en estos
partidos y participen en la toma de sus decisiones más fácil y rápido será el
cambio que buscamos y necesitamos. Porque si no las primarias quedarán en un
nuevo episodio de las antiguas luchas por el poder, con los rencores y
suspicacias a flor de piel y con las mismas artimañas y puñaladas por la
espalda de siempre impidiendo la libre competencia, poniendo por delante altos
ideales pero con la única finalidad real de la propia supervivencia en el cargo
-o casta, siguiendo la moda-.
Y para terminar sí, yo soy un militante de partido y en su día tuve
cargo público, algo que me enorgullece, por eso quería hablar de este tema que
algo conozco y por eso pienso de verdad que cuantos más ciudadanos participen y
ostenten esos cargos públicos mejor será para nuestra democracia, en
definitiva, para nuestra convivencia. Por favor, seamos todos responsables,
participemos y entonces sí crearemos una sociedad de auténticos demócratas.
Este miércoles con especial gusto damos la palabra al ciudadano Joaquín Frías, uno de estos guadalajareños de toda la vida, que le corre la política por las venas y a medida que se tiene la oportunidad de conversar largo y tendido con él, tienes la sensación de lo sano y emocionante que es hablar de política sin rondar el politiqueo habitual al que nos empieza a tener acostumbrados el funcionario político de turno y el amarillismo informativo. Los Idus de Marzo de George Clonney nos sirven para ponerle imagen a ese egoísmo político del que nos habla el artículo. Ryan Gosling durante una campaña del Partido Demócrata en EEUU tendrá la oportunidad de comprobar hasta qué extremos se puede llegar con tal de alcanzar el éxito político. Gracias, Jokin.
Este miércoles con especial gusto damos la palabra al ciudadano Joaquín Frías, uno de estos guadalajareños de toda la vida, que le corre la política por las venas y a medida que se tiene la oportunidad de conversar largo y tendido con él, tienes la sensación de lo sano y emocionante que es hablar de política sin rondar el politiqueo habitual al que nos empieza a tener acostumbrados el funcionario político de turno y el amarillismo informativo. Los Idus de Marzo de George Clonney nos sirven para ponerle imagen a ese egoísmo político del que nos habla el artículo. Ryan Gosling durante una campaña del Partido Demócrata en EEUU tendrá la oportunidad de comprobar hasta qué extremos se puede llegar con tal de alcanzar el éxito político. Gracias, Jokin.